El Ayuntamiento de Málaga ha completado la primera fase de la reforestación de los montes que circundan la ciudad y que ha supuesto la plantación de unos 15.000 ejemplares de entre uno y dos años de vida de especies como el pino piñonero, algarrobo, encina y acebuche.

Esta actuación corresponde al inicio de un plan para recuperar la idea del cinturón verde de la ciudad, potenciando los actuales parques forestales que se sitúan en el entorno del núcleo urbano y que tienen como objetivo aplicar correcciones hidrológicas en las cabeceras de las cuencas de arroyos.

El director de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, indicó que las plantaciones previstas para este año, que al final se acercarán a los 60.000 ejemplares, se han dividido en dos fases por el calor sufrido en los primeros meses del año. Así, para otoño retomarán los trabajos con otros 40.000 ejemplares de árboles, además de «semillar todo el entorno» para reforzar la creación de una alfombra vegetal.

Las actuaciones se han realizado en La Virreina, el parque Ciudad de Málaga, La Pelusa, Monte Victoria, ladera sureste del Monte Coronado y Sierra de Churriana. Todos estos ya contaban con una parte de bosque, que ahora se refuerza con esta actuación.

Gutiérrez del Álamo, no obstante, reconoció que la tasa de mortalidad en las reforestaciones es alta, por lo que apuntó que se continuarán con estas actuaciones en los próximos tres años, lo que permita consolidar una masa forestal suficiente. De hecho, cuenta con un presupuesto de 100.000 euros para contratar nuevas plantaciones que se sumarán a las casi 60.000 en marcha y que corresponden al presupuesto de 2015.

«Estos son trabajos a largo plazo, muy lentos», avisó Gutiérrez del Álamo, quien recordó que el actual parque natural de Los Montes de Málaga «fue plantado en los años 50».

Uno de los grandes déficits históricos de Málaga para la prevención de inundaciones es la falta de un arbolado que frene las grandes avenidas de agua. La falta de masa vegetal en las montañas circundantes se acentuó a principios del siglo XX con la desaparición de los viñedos, dejando todas las cuencas de los arroyos urbanos sin defensa ante las lluvias torrenciales.

Las reforestaciones de los años 40 y 50, que permitieron crear el Parque Natural de los Montes de Málaga o el de Gibralfaro, solventaron una parte del problema, pero quedaba por avanzar en el entorno más cercano de la ciudad. Este plan de reforestación busca reforzar las plantaciones iniciadas hace poco más de dos década y que no han tenido continuidad, de forma que se consoliden como bosques.