Comenzaron su actividad hace 35 años abasteciendo a algunos hoteles y restaurantes de la Costa del Sol oriental y el litoral granadino. Hoy, su servicio integral de distribución al sector de la hostelería abarca toda España, su negocio se ha diversificado con nuevos segmentos como la distribución a mayoristas o a grandes superficies y su creciente apuesta por la exportación incluye ya a clientes de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia, Alemania y, próximamente, de Japón, Azerbaiyán o Egipto. La firma de distribución alimentaria Román y Martos, fundada en 1981 por Juan Román y Miguel Martos y ya con la segunda generación familiar al frente, atraviesa una época de gran crecimiento y encara el futuro con excelentes perspectivas. Su exitosa trayectoria incluso ha motivado que el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, visitara sus instalaciones la pasada semana a su paso por Málaga y los pusiera como ejemplo de empresa mediana que crece y exporta sorteando la crisis y creando empleo.

«El secreto de todo es trabajo, trabajo y más trabajo. Lo que han hecho nuestro padres no es nada sencillo. Empezaron con el suministro de huevos y aves y echaban tantas horas de carretera que apenas los veíamos. Luego empezaron a añadir más productos a medida que se lo iban pidiendo los hosteleros. Estamos heredando algo muy bonito y queremos hacer que la empresa siga creciendo», comentan Juan Román, Miguel Román y Miguel Martos, hijos de los fundadores y actuales gerentes de la compañía.

Tras crecer más de un 20% el pasado año y alcanzar los 20,5 millones de facturación, en este 2016 esperan subir de nuevo sus ventas entre un 15% y un 20% y aproximarse así a los 25 millones. El objetivo de su plan estratégico es alcanzar los 30 millones en 2020 pero, a tenor del ritmo de crecimiento, esa cifra puede quedarse corta. En realidad, la empresa ya trabaja para acercarse en un futuro a los 50 millones anuales en ventas, algo que les permitiría acceder al top ten andaluz del sector mayorista de la distribución alimentaria. No obstante, los responsables de Román y Martos afirman que su objetivo como empresa «no es tanto aumentar las cifras sino asegurar siempre la calidad de los productos y el buen servicio a los clientes».

En cualquier caso, afirman que su actual sede del polígono de La Huertecilla, de 12.500 metros cuadrados y a la que se mudaron hace cinco años, se les ha quedado pequeña por lo que ya trabajan en un proyecto de ampliación en una parcela colindante con una inversión prevista de más de dos millones de euros. Entre otros equipamientos, se instalará un túnel de congelación automático con capacidad para procesar 1.500 kilos de productos a la hora. La empresa tiene 70 empleados, con perspectivas de aproximarse al centenar en estos próximos años.

Román y Martos comercializa carnes, pescados y mariscos, embutidos y quesos, conservas, especias, lácteos, aceites, vinagres y salsas, entre otros, y posee diversas marcas propias como «El Pescaíto» o «Yerbas Bajas». Algo muy llamativo es que la firma comercializa atún rojo que pesca de forma propia en la zona del Estrecho. Y es que la empresa se convirtió recientemente también en armadora con la adquisición de un barco atunero y de una embarcación de cebo con una licencia de captura de 26 toneladas al año en el Puerto de Tarifa y un 33% de cuota. La captura y el sacrificio del atún se realizan siguiendo fielmente técnicas milenarias japonesas, lo que garantiza su máxima calidad.

«Los atunes caen en una colchoneta sobre el barco para evitar golpes y hematomas. El sacrificio también se produce de forma que sufran lo menos posible», explican. El atún fresco se sirve en un plazo máximo de diez horas a cualquier punto de España. Y ya hay conversaciones con una empresa japonesa, Marubeni, para poder exportar en un futuro al país nipón.

El segmento más potente de la empresa es, no obstante, el pescado congelado, que acapara el 60% de la facturación y que incluye producto importado de países como Marruecos, Vietnam, China, la zona de Sudamérica, Namibia, Nueva Zelanda o Sudáfrica. El año pasado se trajeron 120 contenedores con este tipo de productos.

El gran crecimiento experimentado en los últimos años por la empresa obedece en buena parte a una creciente apuesta por la exportación que se inició de forma curiosa. «Empezamos a exportar hace cuatro años con un envío de sardinas a Nueva York y todavía hoy seguimos mandando unos 400 0 500 kilos cada semana. La comunidad latina de allí es muy grande y hay mucha demanda de sardinas de Málaga», comentan los gerentes de Román y Martos, empresa también integrada en el sello «Sabor a Málaga» de la Diputación. El mercado exterior todavía supone una cuota pequeña en las ventas (en torno a un 5%) aunque los planes pasan por llevar esa cifra al 25% para 2020.

Precisamente, el reforzar la apuesta por la exportación fue uno de los consejos que recibieron el otro día de Rajoy. «Nos dijo que lucháramos para tratar de vender fuera todo lo que pudiéramos», relatan. En ello están.