­La Fiscalía Provincial de Málaga pide 18 años de prisión y el pago de una indemnización de 150.000 euros para un vecino de la barriada de Soliva que acuchilló en el cuello a otro tras una discusión previa de tráfico. El perjudicado falleció poco después por la gravedad de su herida.

Según consta en la calificación fiscal, el acusado, R. G. G., vivía en una vivienda de la calle Escritor Antonio Soler junto a su novia. Sobre las 20.10 horas del 25 de septiembre de 2015, discutió en el garaje comunitario con otro vecino del bloque, Alejandro Osuna, por lo que este «resolvió ir a su casa para aclarar el incidente».

«Al abrir la puerta, el acusado, quien previamente había hecho acopio de un cuchillo, se encaró con su vecino, quien al ver que estaba armado salió huyendo en dirección a las zonas comunes de la urbanización», dice la fiscal, quien añade que el supuesto agresor consiguió alcanzarle y, con ánimo de acabar con su vida, «asestarle una puñalada en el cuello».

El arma homicida era un cuchillo de cocina de la marca Ikea con 20 centímetros de longitud en total: su hoja era de 9,5 centímetros en su segmento más ancho. «El uso del arma limitaba considerablemente las posibilidades de defensa de Alejandro, que no pudo hacer nada por evitar la agresión que le causó la muerte», añade el ministerio fiscal.

Una vez en esa zona, el presunto agresor trató de acometer de nuevo al herido con el cuchillo, «siéndole recriminada su acción por otro vecino de la barriada, amigo de la víctima, quien había presenciado la agresión y le gritó: ´Asesino, ¿qué has hecho? ¡Lo has matado!». El atacante reaccionó a estas palabras «tratando de agredirle también a él con el cuchillo, defendiéndose el otro tirándole varias piedras de las que había en la zona, imitándole su pareja». Con ello consiguieron que el acusado volviera a su casa y llevar a la víctima del asesinato al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria con ayuda de otros vecinos para que recibiera ayuda urgente.

La Fiscalía asegura que la puñalada en el cuello llegó a rozar la tráquea y a seccionarle la arteria carótida, lo que le ocasionó una hemorragia masiva. Llegó al hospital con vida a las 22.50 horas de esa noche y los médicos le salvaron varias veces de diferentes paros cardíacos, pero la pérdida de sangre le causó un coma profundo con afectación cerebral severa, de la que murió el lunes, 28 de septiembre de 2015.

El agresor, siempre según el relato fiscal, permaneció en su casa hasta que llegaron los agentes de las policías Local y Nacional, quienes se entrevistaron con él y a los que indicó que había escondido el cuchillo bajo el sofá del salón. Luego, fue detenido y trasladado al Carlos Haya, donde fue asistido de las lesiones que sufrió. La fiscal lo acusa de un presunto asesinato con alevosía.

Alejandro Osuna tenía 30 años, novia y era muy querido por toda la barriada.