En 1514 el obispo Pedro de Toledo le entregó a la Hermandad de Santa Catalina Mártir un terreno para edificar una iglesia, con fachada a la calle de la Bolsa. La Hermandad estableció dos salas para atender a los enfermos pobres y transeúntes. Con el paso del tiempo aumentaron dichas dependencias, pues, contaban con diversas donaciones. Para ayudarse con los gastos, en 1634, construyeron un teatro en un solar que lindaba con el corral del hospital.

En 1679, con motivo de una peste que había asolado a Málaga, por una Real Orden, Carlos II ordenó al obispo Fray Alonso de Santo Tomás que el hospital fuese entregado a los Hermanos de San Juan de Dios. Así lo hicieron en 1680. Inmediatamente cerraron el teatro, con lo que, al poco tiempo, les faltaban medios para sufragar el hospital. El obispo les ofreció una subvención, con la condición de que no volviesen a abrirlo, pero el dinero no llegaba y, con el paso del tiempo, el obispado le adeudaba a la Hermandad 45.000 reales de vellón. La comunidad le reclamó la citada cantidad que les fue satisfecha en 1758 a cambio de demoler el teatro.

Siglo XIX

A mediados de este siglo la situación social había cambiado mucho con la ascensión de la clase burguesa. Y, al encontrarse en ruinas el mencionado hospital, la solución aplicada fue sustituir el modelo basado en la caridad por otro de organización benéfica de tipo administración laica, la cual consideraba la asistencia médica como un derecho de la dignidad humana. Esto propició la salida en 1834, de los hermanos de San Juan de Dios. Y en 1854 pasó a depender de una Junta Provincial. Dos años antes, Jorge Loring Oyarzábal, uno de los fundadores del periódico El Correo de Andalucía, consciente del problema, había publicado cuatro artículos, en los que denunciaba la difícil situación hospitalaria en nuestra ciudad y el estado ruinoso del hospital. Estas duras críticas tuvieron un amplio eco, incluso en Madrid.

La Junta de Beneficencia estimulada por estos artículos, aprobó el proyecto de un nuevo edificio y, en 1858, se acordó pedir a Madrid los planos del hospital de la Princesa que se acababa de construir y, nombrar una Comisión de la cual formara parte Jorge Loring. Dicha Comisión propuso a Moreno Monroy -quien en esos momentos era arquitecto municipal-, para realizar los planos, los cuales fueron remitidos a la aprobación del Gobierno a principios de 1859.

Al mismo tiempo, Jorge Loring gestionaba en Madrid la financiación del hospital, consiguiendo por una Real Orden de 1859, se autorizara a la Junta de Beneficencia a invertir 200.000 reales de vellón en la compra de unos terrenos para la construcción del nuevo edificio. Finalmente, el 7 de mayo de 1859, otra Real Orden devolvía los planos a Moreno Monroy, para que se reformasen en el sentido de imitar, en lo posible, el hospital de la Princesa de Madrid -terminado en 1857 con diseño del arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel-.

Adquisición de terrenos

Después que se autorizara a la Junta de Beneficencia a invertir 200.000 reales de vellón en la compra de unos terrenos adecuados para un centro sanitario; se reunieron el presidente de la Junta, Moreno Monroy, autor del proyecto, y otros ciudadanos influyentes e iniciaron las gestiones para su adquisición. Después de valorar varias alternativas, la Junta se decidió por unos terrenos próximos al ex-convento de La Trinidad, propiedad del conde de Casapalma, quien se ofreció a venderlos a bajo precio por tratarse de una obra benéfica.

El 27 de enero de 1862 se dio cuenta a la Junta de la adquisición de 45.647 m2 de terrenos del citado conde. El presupuesto de la obra del nuevo hospital importaba 5.981.968 reales. La financiación se llevó a cabo con el valor de la venta del antiguo hospital: 1.618.533; una subvención de la Diputación: 2.000.000 a pagar en siete años; el Gobierno aportó 360.000 reales. Las tres aportaciones daban un total de 3.978.533 reales. Con lo cual se partía con un déficit de 2.003.435 reales. Sin embargo, por nuevas modificaciones que se introdujeron en el proyecto, se rebajó mucho su coste, resultando un total de 4.324.771.

Inicio de las obras

La primera piedra del edificio se puso el 18 de octubre de 1862, aprovechando la visita a Málaga de la reina Isabel II. El contratista nombró al arquitecto José Trigueros director de las obras, las cuales, por diversos motivos derivados de la financiación y la adquisición de materiales y elementos constructivos, no se pudieron iniciar hasta el 10 de mayo de 1864. Con la Revolución de 1868 hubo una interrupción en la construcción hasta que, en 1869, se hizo cargo la Diputación Provincial, a cuyas expensas se encuentra, desde entonces, siendo el único propietario. Ya en 1872, se pudieron habilitar tres pabellones, posibilitando con ello el traslado de los enfermos del antiguo hospital, el cual acababa de ser demolido. Sin embargo, el edificio no se terminaría completamente hasta 1892; es decir, treinta años después que se pusiera la primera piedra.

Estilo arquitectónico

El hospital, en su época, se concibió como una obra arquitectónica muy avanzada, en su diseño y estructura, constituido por pabellones, enlazados entre sí por arcadas y columnatas bordeando un patio central. El edificio, en sus inicios, estaba dividido en seis pabellones enlazados por espaciosas galerías, dos cuerpos centrales, anteriores y posteriores, los cuales se destinaron a oficinas, residencias de las religiosas y cocinas, distribución que, todavía en 1969 se mantenía. Aunque, con el paso de los años, se le fueron haciendo reformas, como la que adosó, en la parte posterior de los últimos pabellones, un moderno edificio que completaba las salas de consultas y pruebas en 1976. Así, lo que había sido hasta ese momento, un modelo de arquitectura hospitalaria, quedó desvirtuada con estas reformas.

Tiene un amplio patio central de 74 metros de largo por 40 de ancho en el que, se instaló una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en mármol blanco, donado por la reina Victoria Eugenia.

Equipamiento

Desde su inauguración, se instalaron las religiosas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Muchas de las familias de la alta burguesía malagueña contribuyeron con su ayuda financiera a equipar el recién construido hospital. En 885, fueron trasladados al hospital los disminuidos psíquicos que, hasta ese momento, habían estado en el antiguo convento de los Ángeles. Los problemas que este hecho suscitaba llegaron a ser insostenibles y, por fin, con las aportaciones de Enrique Crooke Larios y José Aurelio Larios, en 1899, se construyó un manicomio aparte, pero dentro de la cerca del mismo hospital. En marzo de 1900 se inauguró un pabellón destinado a leprosería. Fernando Guerrero Strachan construyó un pabellón para enfermos infecciosos en 1925.

Del año 1950 data la instalación de un departamento de Rayos Rontgen. Un pabellón de reeducación infantil de niños poliomielíticos, fue alzado en 1956, y bautizado con el nombre del gobernador civil que lo promovió, Manuel García del Olmo. En cuanto a su equipamiento médico, destacaremos a los primeros directores: desde 1875, estuvo al frente el cirujano Carlos Dávila Bertololi -después alcalde de la ciudad-.

Años después, el ginecólogo José Gálvez Ginachero en 1923, permaneciendo hasta su jubilación en 1936. Uno de su más importante logro fue la ampliación del hospital. Cuando cumplió cincuenta años en el ejercicio de la medicina, se inauguró un monumento con su esfinge en el patio del centro hospitalario en noviembre de 1943, obra de Adrián Risueño. Lo sustituyó a su muerte, Manuel Pérez Bryan.

Del año 1928 data el proyecto de instalación de un reloj en la fachada del hospital. Aunque el plano que conocemos no está firmado, con seguridad era de Fernando Guerrero Strachan, quien, desde el año 1912 hasta la fecha de su fallecimiento, 1930, fue arquitecto provincial. Ya en el año 1969, las salas del hospital habían aumentado a 32, con capacidad para 1.200 enfermos con 36 camas en cada sala; 28 médicos titulares y 15 becarios; 6 matronas y otras 6 becarias, 12 practicantes y 12 ayudantes técnicos en la especialidad de auxiliares y 58 religiosas. En 1976 comenzó una importante obra de remodelación y adecuación, lo que motivó adosar a algunos pabellones una nueva estructura, de acuerdo con las nuevas exigencias sanitarias, a cargo de la Diputación.

Años ochenta-noventa

En el año 1981, siendo presidente de la Diputación Enrique Linde, el hospital contaba con 700 camas, 1.400 trabajadores, con una dotación de 150 médicos y un presupuesto que sobrepasaba los 1.600 millones de pesetas. Linde se propuso como objetivo, dedicar gran parte de su gestión al tema sanitario. Se hicieron grandes inversiones de obras, se crearon órganos de gobierno del Decreto 2.082 y nombró un gerente para que organizara el hospital. Y así llegamos a mayo de 1986, cuando se creó el Servicio Andaluz de Salud (SAS) Todos los recursos sanitarios existentes: Seguridad Social, Diputaciones Provinciales, Ayuntamientos... pasaron a formar parte de una misma red: el SAS. La Diputación dejó de tener competencias sanitarias, por lo que la integración del Hospital Civil era el único camino posible y, a ese fin, se iniciaron negociaciones entre la Junta de Andalucía, la Diputación, la Universidad y los representantes de los trabajadores del propio hospital, las cuales se desarrollaron a finales de 1988. Desde ese año, pues, el SAS ocupó gratuitamente los terrenos e instalaciones del mencionado hospital.