Todo el mundo puede sufrir un atragantamiento. No se sabe dónde ni cuándo puede ocurrir: en una comida familiar, entre amigos, con compañeros de trabajo... Los más vulnerables son niños y personas mayores. En España, este problema se cobra 1.400 vidas al año de todos los grupos de edad, solo en Andalucía, 250. Es la segunda causa de muerte en niños. Para luchar contra ello se ha puesto en marcha la campaña SOS Respira, de la mano de la Fundación Mapfre, la Federación de Cocineros y Reposteros de España y SEMES.

Ayer, en la presentación, el gerente de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES), Luis Olavarría, presentó la actuación que todos los ciudadanos deben conocer: la maniobra de Heimlich, que calificó como «fácil, segura y eficaz». Cada día, el 061 recibe tres llamadas relacionadas con atragantamientos; afortunadamente, la mayoría de las veces cuando llega el personal sanitario el afectado ya está recuperado.

En el marco de la iniciativa SOS Respira, se ha creado una app gratuita dirigida a la sociedad. Olavarría destacó el papel principal que tienen todos los ciudadanos ante este imprevisto, «todas las sociedades avanzadas saben que el primer eslabón de emergencia es el ciudadano». Pero no sólo la iniciativa va destinada a ellos, sino también a los profesionales de la hostelería.

En este último caso se están llevando a cabo acciones presenciales impartidas por médicos, enfermeros y técnicos sanitarios para que aprendan maniobras básicas. La idea es que en cada bar o restaurante haya alguien que sepa cómo actuar antes de que lleguen los servicios sanitarios. «Esos minutos antes de que llegue el personal sanitario hacen la diferencia» comentó el chef del Sollo, Diego Gallegos. El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), Fernando Ayuso, destacó la gravedad de estos casos: «Si nadie hace la práctica, la posibilidad de supervivencia es cero; el cerebro a partir de los cuatro minutos sin oxigeno es inviable», produciendo una parada cardiorespiratoria.

En caso de que el afectado tosa debe forzarla hasta expulsar el objeto obstruido. En caso de que no pueda respirar, hablar ni emitir sonidos, que la tos sea débil o inexistente o la piel comience a tener un tono azulado se llevará a cabo la maniobra propiamente dicha: se debe abrazar por la espalda al afectado con los dos brazos. Con una mano cerrada y la otra presionando a la primera, ejercer con fuerza por la zona entre el esternón y el ombligo. Si el afectado está solo y no cuenta con ayuda debe colocar una silla o mesa y caer con su cuerpo contra su borde en la misma zona corporal. En caso de un lactante: primero observar si el objeto obstruido es accesible y se puede sacar con los dedos. En caso negativo no forzarlo, ya que puede introducirse más. Son dos los procedimientos: cinco golpes fuertes en la zona de la espalda estando boca abajo y otros cinco boca arriba en la zona torácica.