­ La llegada de la crisis económica hizo que España dejara de ser el paraíso soñado para sus propios ciudadanos y para los residentes extranjeros establecidos aquí. De ahí que las cifras nacionales de habitantes comenzaran una tendencia a la baja de la que no se libró tampoco Málaga, que, aunque sigue recibiendo más habitantes de los que salen, ha reducido a la mínima expresión su saldo migratorio positivo. Y no son sólo los jóvenes los que han tomado la vía de la emigración, sino que continúa bajando la cifra de residentes europeos registrados en la provincia. Así lo desvelan las últimas estadísticas de población y migraciones, publicadas ayer, que señalan que el año pasado fueron 15.927 personas las que se marcharon de Málaga, de éstas 2.542 eran de nacionalidad española y 8.571 procedían de algún país de la UE, lo que provocó que el saldo migratorio en ambos casos fuera además negativo.

La provincia sumaba a 1 de enero de este año 1.638.952 habitantes, 7.595 más que hace un año, un aumento que se ha dado a causa del incremento de residentes españoles, ya que la cifra de ciudadanos europeos se ha reducido en más de 1.000 personas.

Pero no todos estos residentes extranjeros que salen del padrón terminan abandonando la provincia. Así lo aseguró ayer el presidente de la Federación de Asociaciones de Extranjeros de la Costa del Sol (Faecosol), Ricardo Sánchez Bocanegra. «Tengo la convicción de que esta disminución no se corresponde con la realidad», indicó a este periódico, explicando que muchos residentes extranjeros no renuevan su padrón de forma inconsciente o bien se dan de baja por temor a los impuestos. En ese sentido, abundó en que entre estos residentes hay cierto temor a pagar impuestos en España, especialmente tras la puesta en marcha por Hacienda del modelo 720, que obliga a declarar todos los bienes, residencias y cuentas corrientes existentes en el extranjero. A ello se une que tienen que declarar además todos sus ingresos y no solo los que generen en España. «Todo ello ha hecho que muchísimos se den de baja», incidió Bocanegra, que recordó que ya se ha dirigido al Gobierno central para pedir una modificación en este modelo.

Frente a estos residentes extranjeros que buscan en España una mejor calidad de vida o un retiro bajo un clima que no encuentran en sus países se sitúan los jóvenes que siguen optando por viajar fuera para buscar una salida laboral. Desde que comenzó la crisis, casi 30.000 personas de entre 20 y 34 años se han marchado de la provincia al extranjero, según los datos del INE, que refleja que su lugar de destino son países de la Unión Europea -que el año pasado recibieron la cifra más alta de malagueños desde 2008-.