­El Sistema de Protección de Menores tiene actualmente a su cargo en torno a un millar de jóvenes en la provincia de Málaga, una cifra que aumenta o disminuye «en cuestión de horas». Así lo asegura el responsable de este servicio de la Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Jaime Aguilera, quien reconoce que ha sido una semana muy mediática con casos como la madre que presuntamente intentó matar a su bebé en el Materno Infantil, la menor asturiana de 16 años localizada en la capital tras varios meses desaparecida o el motín de doce chicos en un centro de Granada en el que tres agentes acabaron heridos.

Los dos últimos incidentes dibujan el perfil del adolescente con importantes problemas de conducta que, según el experto, está provocando que cada vez haya más padres de cualquier estrato social que renuncian a la custodia de sus hijos por declararse incapaces de controlarlos. Aguilera, sin embargo, advierte de que este paso debe ser la última opción en una etapa dificilísima como es la adolescencia: «Es cierto que hay una falta de autoridad de los padres y en los colegios, pero la primera solución no puede ser mandar a un chico a un centro, sino darle apoyo a la familia. En muchos casos, el chico que sale de una familia se ha salido con la suya y del centro sale peor». El experto va más allá y recuerda la frase que hace tiempo vio en una pared, «no maltrates a tu hijo dándole todo lo que te pida», y acto seguido recuerda el caso de una pareja que reconocía abiertamente que cuando su hijo de cinco años decía que no quería ir al colegio, el niño se quedaba en casa: «Eso es muy grave. Hay niños que no han tenido conducta desde los tres años». De cualquier modo, en el 90% de los casos los padres acceden a dar clases en la Escuela de Familias en un intento de reconducir la situación. «El problema es intentar solucionarlo tan tarde. En muy pocos años hemos pasado de la figura de unos padres muy autoritarios al extremo contrario. El equilibrio hay que buscarlo desde que el niño nace», abunda el jefe del Servicio de Protección de Menores, quien por otro lado destaca la figura imprescindible de los centros de menores cuya imagen cree que se ha demonizado injustamente.

De hecho, del millar de menores que están bajo custodia de la Junta de Andalucía en la provincia de Málaga, apenas el 30% están en este tipo de centros. El resto, alrededor de setecientos chavales, se encuentran con familias de acogida, una cifra que ha llevado a Málaga ser la envidia de todo el país, sobre todo a la hora de atender a los más pequeños. «Somos líderes nacionales en Familias de Acogida de Urgencia (FAU)», presume Aguilera antes de destacar la gran importancia de que ningún menor de siete años que acaba bajo la custodia de la administración andaluza ingrese en un centro de menores. Esto, según el experto, es posible gracias a la enorme solidaridad de los malagueños, ya que el Sistema de Protección de Menores cuenta en nuestra provincia con una bolsa de 60 familias dispuestas a hacerse cargo temporalmente de estos niños antes de buscarles una familia de acogida o de que vuelvan con sus padres. Además de ese primer paso, la Junta cuenta con el compromiso de 650 familias acogedoras, de las que 150 son ajenas al entorno biológico de los menores.

Los motivos por los que la custodia de un menor pasa a la Junta son muy variados. De menos a más graves, Aguilera destaca desde la atención inmediata -«el niño que deambula por la calle sin saber quiénes son los padres»-, la renuncia de los progenitores o el abandono de niños de muy corta edad solos en casa. Los casos se complican cuando de por medio hay drogas, malos tratos o abusos sexuales.