"Antes había otros negocios y nos llevábamos bien, pero hace tres años llegó el bar de copas y su horario de cerrar no lo cumple. Están por dentro tomando copas y a veces, a las 3 o 4 de la mañana se oye el cerrojazo y a las 6.30 de la mañana ya está el hombre poniendo las mesas. No nos dejan dormir", comenta Antonio Atencia. Este vecino del Palo, recuerda, ya ha visto cómo su hermana, "de toda la vida en el barrio", hace unos años se tuvo que marchar del Palo por un problema similar con otro bar.

Antonio es el yerno de Ana María Gaitán, de 86 años, que vive en el número 77 de la calle Quitapenas, en el paseo marítimo del Palo, junto al bar de copas. Ana María, que es atendida día y noche por sus tres hijas desde que se quedó viuda el año pasado, tiene problemas de sueño y nervios a causa del establecimiento, algo que ya padeció su marido fallecido.

"A las dos de la madrugada ya necesitamos descansar, somos mayores, y es que parece que los tenemos arriba, en la habitación", se queja Mercedes Albarracín, hija de Ana María y mujer de Antonio. Mercedes recalca que "aquí no duerme nadie hasta que esto no cierra". Además comenta que, alguna vez, han tenido hasta dificultad para entrar en la casa, sobre todo el año pasado, por el exceso de sillas y mesas en el exterior.

Los vecinos no creen que el establecimiento esté insonorizado y denuncian que algunas noches hay karaoke. "Mi madre se levanta desorientada, escucha ruidos, vuelve a la cama y se espabila, así no se puede descansar", lamenta, al tiempo que explica que Ana María está tomando pastillas para dormir y que la doctora le ha denegado aumentar la dosis por el riesgo de que sufra caídas.

Como destaca Antonio, las quejas al bar no han servido de nada -"sólo hay buenas palabras", resume- y tampoco las denuncias a la Policía Local, que llegó a aconsejarles que se mudaran de sitio. Por ese motivo, han recogido 50 firmas de vecinos perjudicados de los alrededores que van a presentar en el juzgado. "Ya no podemos más, la situación es tan crítica que queremos ir al juzgado. En el Código Penal vienen recogidos todos estos temas de salud y enfermedad".

Respalda las quejas la asociación de vecinos del Palo, cuya presidenta, Mercedes Pirez, critica a las administraciones "por no haber hecho nada al respecto". La presidenta, que recordó que ha enviado la denuncia al distrito, ha exigido al Ayuntamiento que aplique la normativa "en lo que se refiere al silencio, para que puedan descansar, y a la ocupación de vía pública".

El expresidente vecinal Francisco Leal dijo estar seguro de que "si en este domicilio viviera cualquier autoridad municipal este caso no se estaba dando".

Una portavoz del bar de copas negó el pasado lunes las denuncias vecinales: "Cerramos a nuestra hora, a las 2 de la mañana. Por mucho que quieran no nos pasamos de hora" y señaló que en ocasiones el ruido lo producen personas en el paseo marítimo "y nos lo achacan a nosotros".

Ayuntamiento. El concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, declaró ayer que se trata de un problema "con solución" y que pasa por que la policía compruebe, además de la licencia de apertura y la ocupación de vía pública, "si cumple el horario y si no, ponerle la sanción correspondiente, independientemente del ruido".

En este rincón del Palo los vecinos afectados prefieren confiar ya en lo que dicte el juzgado.