­Con un escueto «nuestro voto es no», sin más argumento ni justificación, el portavoz de Ciudadanos, Juan Cassá, unió su voto negativo al del resto de grupos de la oposición: PSOE, Málaga Ahora e IU Málaga para la Gente, para que el proyecto de urbanización de Hoyo de Esparteros no saliese aprobado por el consejo de la Gerencia de Urbanismo, una decisión que deja herido de muerte a este proyecto que planea la regeneración de esa zona con la construcción de un hotel a cargo de Rafael Moneo y la polémica demolición del edificio de La Mundial.La Mundial

Con el visto bueno del equipo de gobierno y el rechazo de la oposición de izquierdas, todo dependía de la decisión de Ciudadanos, que en los últimos días había condicionado su voto favorable o de abstención a la presentación por parte del promotor del proyecto de un aval bancario que garantizase la concesión de los créditos solicitados para financiar el proyecto. Ese aval no llegó y Ciudadanos votó que no. El alcalde, Francisco de la Torre, hizo un último intento desesperado y se encerró a solas con Cassá minutos antes del inicio del consejo de Urbanismo para convencerlo de que al menos se abstuviese. No lo consiguió. El voto abstencionista de Ciudadanos hubiese permitido aprobar el plan, pues habría producido un empate entre los votos del PP y los del resto de la oposición que hubiese roto el voto de calidad del alcalde como presidente del consejo de Urbanismo.

Sin garantías de pago. La no aprobación del proyecto de urbanización, pese a que cumplía con las exigencias urbanísticas y el informe favorable de los técnicos, deja al proyecto del hotel de Moneo con muy escasas opciones de salir adelante y al promotor contra las cuerdas, dado que para que los créditos que ha conseguido se hagan efectivo, debe contar con el proyecto de urbanización aprobado y con la licencia de obras concedida.

El promotor había conseguido la financiación necesaria a través de los llamados fondos Jésica, unos préstamos que concede el Banco Europeo de Inversiones a través de la Unión Europea. Estos fondos decidirán a final de julio el destino de los créditos que conceden, pero sin la autorización del proyecto ni el permiso de obra, los fondos se irán a otros proyectos.

La promotora tiene menos de quince días para intentar salvar el proyecto. Para ello tendría que convencer a Ciudadanos y ofrecerle garantías de que contará con la financiación suficiente. Por lo demás, la administración, según la ley de Régimen Jurídico de las Administraciones, puede revocar «en cualquier momento» sus actos «desfavorables». Significa que la Gerencia de Urbanismo podría volver a decidir sobre el proyecto de urbanización si hubiese constancia del cambio de voto de algún grupo.

Ciudadanos no argumentó en su momento su voto negativo; lo hizo posteriormente a través de un comunicado en el que Juan Cassá justificó su voto «por no haberse presentado garantías de pago», añadiendo que la posición de voto de Ciudadanos «ha sido siempre la de no aprobar mientras el promotor no cumpla con las obligaciones adquiridas y recuerda que no se ha aportado ni aval ni documento de pago cierto».

Por su parte,el portavoz de IU, Eduardo Zorrilla, centró su voto negativo en que «no está acreditada la viabilidad económica del proyecto, dado los antecedentes», y por haber incumplido el promotor las obligaciones económicas.

Intentar salvar el proyecto. En la misma línea, Ysabel Torralbo, de Málaga Ahora, señaló que «tenemos muchas dudas sobre el proyecto. Nos hemos enfrentado a amenazas y coacciones para que nuestro voto quede en un escenario técnico». Tachó el proyecto de «dañino para la ciudad, que se apropia de una calle y elimina un edificio histórico».

Daniel Pérez, por el PSOE, indicó que siempre han rechazado este proyecto y «nos vamos a mantener en esa posición».

De la Torre acusó a la oposición de «estar generando la paralización por muchos años de esa zona», además de considerar que esto supone una dificultad añadida al cumplimiento del pago del promotor.

El promotor, José Luis López Caparrós, asistió atónito al desarrollo del consejo donde su proyecto quedó tocado. Posteriormente, señaló que su intención es «intentar salvar el proyecto pues después de 14 años llevamos mucho invertido y no nos damos por vencido». Insistió en dos conceptos que ya señaló en estos días: que «resulta cargante que nos apelliden como promotor incumplidor cuando llevamos 14 años con este proyecto cumpliendo con todos los requisitos urbanísticos»; y en segundo lugar que «nosotros no hemos amenazado a nadie, sino que a una pregunta que nos hicieron replicamos que defenderíamos nuestros intereses, pero lejos de amenazar a nadie».

Esa posición de defender sus intereses la reiteró ayer, mientras que aseguró, una y otra vez, que «el Ayuntamiento tiene garantizado el pago de la deuda». En todo caso y visiblemente afectado por la decisión del consejo de Urbanismo señaló que tendrá que estudiar «con calma» el camino a seguir en los próximos días.