Yahuen Brakarenca no soporta las gambas, adora las albóndigas y «se vuelve loco con la fruta». «Probablemente se deba a que en su país de origen, Bielorrusia, su acceso sea más complicado», explica Almudena Armentia, vicepresidenta de la asociación La sonrisa de un niño y mamá de acogida del pequeño Yahuen. «Es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida, mi hijo biológico lo valora todo mucho más ahora, incluso dice que cuando sea mayor traerá a los hijos de Yahuen a Málaga», cuenta. Lo cierto es que, escucharla hablar de la relación entre ambos invita a querer compartir la experiencia, cuyo fin no es otro que «sanear el organismo» de los menores que llegan a familias de acogida en la provincia para aumentar su calidad y esperanza de vida, puesto que según los estudios, un mes fuera de su entorno equivale a un año más en sus vidas.

«Tienen la misma edad, 12 años, y es como si fuesen hermanos de verdad, lo comparten todo. Aunque mi hijo parece su padre porque cuando Yahuen llegó solo pesaba 43 kilos, ahora casi llega a los 45», apunta Armentia. Pero el 27 de junio Yahuen no llegó solo a Málaga; otros trece menores (la mayoría chicas) han querido pasar sus vacaciones en la provincia como lo vienen haciendo desde hace años.

Objetivo, la salud

Se trata de niños que, aunque no llegan con enfermedades desarrolladas, sí presentan alteraciones como una talla y altura inferior o la imposibilidad de absorber el calcio, lo que provoca multitud de problemas bucodentales. Además, la proximidad con la zona de Chernóbil hace, según narra, que la mayoría de ellos tenga algún familiar con cáncer como consecuencia de las radiaciones. Es por ello que, dentro del programa de acogida, además de disfrutar de unos días de vacaciones y de actividades relacionadas con el ocio y la cultura, el principal objetivo de la asociación es que los menores reciban asistencia sanitaria. Así, serán reconocidos por los oftalmólogos de la Clínica Baviera el próximo lunes, así como por los especialistas de Gross Dentistas que, por segundo año consecutivo, están haciendo una gran labor solidaria con estos pequeños.

«En mi casa todo está duplicado, las bicis, los videojuegos... todo para cuando llega nuestro invitado», afirma Almudena Armentia. Y es que es la octava vez que Yahuen los visita en solo cuatro años. «Estará aquí hasta el 29 de agosto y después regresará en Navidad, ya es costumbre», explica. «Es muy grande el vínculo que se crea con las familias, nosotros le regalamos un móvil para Reyes y, a través de él, estamos en contacto durante el resto del año», añade. Los beneficios del reencuentro son compartidos. «Venir a Málaga es fundamental para ellos por el clima, necesitan mucho sol, o la dieta mediterránea», opina, al mismo tiempo que cuenta como Yahuen «está encantando con España». «Habla perfectamente el idioma y siempre está dispuesto a volver», señala. También su hermana, quien pasó varios veranos en la localidad sevillana de Morón.