­«En este momento no volvería a trabajar en ningún hospital público de la provincia porque la situación, tanto para profesionales como para pacientes, es indigna», decía la médica malagueña María Toro, que tras años compaginando contratos en España y Suecia, entiende que sus compañeros de profesión hagan la maleta cuando tienen la oportunidad. «Este verano me llamaron para ofrecerme un contrato al 33% en las Urgencias del Hospital Clínico y por supuesto no acepté. Ya tuve el placer de trabajar hace 2 veranos en el centro al 56% y no volveré a hacerlo. Hubo meses que trabajé unas 250 horas porque la mitad del hospital estaba cerrado. Era lo más parecido a trabajar en la guerra», añadía. «No quiero saber nada del SAS. Es totalmente mentira que los contratos sean al 100% y no podría trabajaría sabiendo que tienen por la falta de camas la atención a los pacientes no es la adecuada», sentenciaba.

Al acabar el MIR y «ante la situación precaria en España» puso rumbo a Suecia, donde ya había ejercido previamente como enfermera. Desde entonces acude entre 2-3 veces al año y no más porque comparte la custodia de su hijo Teo. Toro asegura que cuenta su experiencia porque considera que «los andaluces deben de saber las «pésimas» condiciones en las que están trabajando los sanitarios, que comparadas con las de Suecia «parecen ciencia-ficción». Así, la sanitaria cuenta como allí la jornada laboral es de ocho horas diarias, más una para el almuerzo, (de 8.00 a 17.00). En ese tiempo, explica que el máximo de pacientes atendidos es de 10 mientras que «en mis años de residentes podía llegar a ver 40 pacientes en una mañana, citados cada 5 minutos». Los contínuas sustituciones que realiza en el 061, son el motivo por el cual este verano no se ha marchado. «Me gusta mucho el trabajo en el 061, si tuviese la opción de tener un puesto estable en el servicio no pensaría en volver a Suecia, pero las ultimas oposiciones fueron hace casi diez años», criticaba.

En busca de la oportunidad. José Miguel De Linares tampoco renuncia a su sueño. A principios de 2015 y tras terminar sus estudios de medicina, se marchó a Limoges, en Francia, para optar a una plaza de psiquiatría, que consiguió tras pasar un duro examen. Tenía cuatro años por delante para hacerse con la especialidad y unas condiciones laborales «bastante superiores» a las habituales aquí. Le acompañaban su pareja y su hijo mayor, puesto que recientemente ha vuelto a ser padre. Pero, después de tres meses en el país vecino, cuestiones personales le obligaban a pedir una excendencia hasta el próximo mayo de 2017, cuando tendrá que sopesar si volver o no, porque reconoce que en su regreso a Málaga, ha tenido bastante suerte y está al frente de la dirección médica de una Mutua.

«No me arrepiento de haberme ido porque los compañeros que están trabajando en la provincia están machacados a guardias. Yo mismo estaba muy explotado cuando hacía sustituciones en las que llegué a trabajar hasta 300 horas al mes», sostenía. Por eso, cuando «hace días Salud me ofreció trabajar durante 3 semanas desde las 15.00 horas hasta las 22.00 en Urgencias no dude en rechazarlo. Con eso no se puede vivir. Esas ofertas hacen pensar que no merece la pena estudiar medicina. En Francia no ocurre esto, controlan mucho no sobrepasar las horas y las guardias están muy bien distribuidas. Además, los sanitarios estamos mejor valorados»,decía. Aún así , su objetivo «es sacar plaza en Málaga».