El verano está aquí y con ello las vacaciones. Para unos, una época de diversión descontrolada y relax. Para otros, una temporada de numerosas dificultades e indignación. Muchos de los veraneantes deciden hacer sus planes omitiendo a uno de los miembros de la familia, conocido comúnmente como mascota. Perros, gatos y otros animales son abandonados en las calles y en las perreras, en estas fechas, por ser un lastre. Estos animales dejados atrás, sin ningún remordimiento, son los únicos que sufren las consecuencias de una conducta, más que irresponsable, inmoral. Carmen Manzano, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales, reconoce resignada, «no paran de llegar perros y gatos que han sido abandonados. Esta época es horrible para los que luchamos por los animales».

En verano bajan las adopciones y suben los abandonos, unas cifras que está superando a la Protectora. Al final del primer trimestre eran novecientos quince animales los recogidos por el refugio. Fueron cuatrocientos cuarenta y seis perros y ciento nueve gatos las adopciones nacionales y, en el terreno internacional, setenta y ocho perros y trece gatos. Aún así, los números no cuadran debido al aumento de los abandonos.

En este mes, la protectora ha rescatado a dos manadas de perros que se encontraban en zulos de cazadores. Unas instalaciones en mal estado con jaulas pequeñas y cadenas gruesas, atadas al cuello 24 horas al día. Enjaulados esperando a que sus dueños los liberen de su confinamiento. La falta de espacio en las protectoras provoca que se conozcan los casos pero no se denuncie la situación, «no tenemos espacio para más, entre todas las protectoras buscamos la manera de ayudar, pero a veces es peor el remedio que la enfermedad», lamenta Carmen Manzano, puesto que si no hay sitio en las protectoras terminan en las perreras con la posibilidad de ser sacrificados.

Son muchos los peludos que se encuentran a la espera de una familia. Perros y gatos que acaban de ser abandonados y otros, en cambio, que llevan años en los patios de los refugios deseando una sola cosa: un hogar.