Con la llegada del verano, los vecinos de Guadalmar vuelven a tener problemas. Se trata de la presencia de una nueva plaga de mosquitos en la desembocadura del río Guadalhorce. Los vecinos de la zona reclamaron ayer una mayor implicación del Ayuntamiento y señalaron que se trata de un problema «constante», porque a pesar de la fumigación que se hizo hace unos meses, «las larvas vuelven a salir». Asimismo, aseguraron haber visto hasta cuatro tipos de mosquitos distintos.

La zonas más afectadas por el problema son la playa y los alrededores del río. «Estamos que nos vamos a volver locos, la gente está dejando de ir a comer a los chiringuitos y los niños, sobre todo, lo están pasando muy mal», explicó a este periódico Matilde, una de las vecinas de la zona.

El área de Sostenibilidad Medioambiental, por su parte, se comprometió ayer a reforzar el trabajo de prevención y control de mosquitos a ambos márgenes de la desembocadura del río Guadalhorce, a través de la impregnación de productos larvicidas en el alcantarillado y los aliviaderos de aguas pluviales. Este sistema se empleará en sustitución de la fumigación directa al aire con el objetivo de evitar riesgos para la salud de los ciudadanos.

La actuación, que se inició este lunes, está siendo desarrollada por la empresa Athisa, que hará un total de dos intervenciones semanales en las zonas tratadas. No obstante, el concejal Raúl Jiménez apuntó que la presencia de mosquitos no desaparecerá hasta que se realice un control efectivo en las zonas húmedas del paraje natural de Guadalhorce.