Buenas previsiones. Y en más de un indicador de los que son mirados con especial atención por los economistas. A poco más de tres días para los fuegos y el arranque oficial de la Feria, Málaga se llena de razones para justificar su optimismo y soñar con unos resultados en los que todo parece indicar que se alcanzará el objetivo de no perder pie y seguir con el excelente rumbo que orienta el conjunto de la actividad turística, en la que está previsto que se bata este verano el récord histórico, tanto en lo que respecta al número de visitantes como a las estancias en alojamientos.

A las expectativas hoteleras, que hablan de una ocupación superior de media al 90 por ciento, se une ahora también el consumo, casi siempre más difícil de aventurar, pero sirviéndose cada día, y conforme avanza el calendario, de nuevos y generosos indicios. El más reciente, el aportado ayer por Cajamar, que se nutre de los movimientos de las tarjetas de crédito y que confirma, por si había algún escéptico, lo que también parece tener eco en las sensaciones de los representantes de la hostelería: que el gasto está aumentando. Especialmente, durante el primer vienes de las fiestas, que es el que en 2015 registró mayor número de operaciones en bares, restaurantes y tiendas.

El trabajo, presentado este lunes por el director territorial de Cajamar, Carlos Sánchez-San Román, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre y el presidente de la Cámara de Comercio, Jerónimo Pérez Casero, analiza las transacciones llevadas a cabo a través de las terminales y los cajeros del banco, lo que ofrece una muestra amplia, de más de 80.000 personas y 103.000 movimientos. Las conclusiones, en este sentido están claras, y aluden a un incremento que sirve de estímulo para afrontar la inminente edición de la feria.

Según Antonio Font, director de Investigación y Metodología Comercial, el año pasado concluyó con una subida del 12,4 por ciento en pagos realizados por sistemas telemáticos. Además, también se elevó el dinero retirado en los cajeros (+10,57 por ciento). Hubo, en suma, más consumo y más ambiente, que son premisas que concuerdan a la perfección con el impacto económico final, calculado por el Ayuntamiento en 50 millones de euros, un 10 por ciento más que en 2014.

Las cifras compiladas por Cajamar, circunscritas en exclusiva a los asistentes nacionales, dejan entrever igualmente un aspecto más que positivo: el comportamiento de los propios malagueños, que fueron, entre los españoles, los grandes animadores de las fiestas. De hecho, el 89 por ciento de las operaciones con tarjeta se correspondieron con residentes de la provincia, de los que un tercio -un 31,86 por ciento- procedían de fuera de la capital. Siguiendo con la radiografía del gasto, los habitantes de la zona Oeste de la ciudad aglutinaron, por su parte, el 25,49 por cien, dejando la cuota restante a sus vecinos del Oeste (24,52 por ciento) y del Centro (18,13). Estos últimos, eso sí, con la mayor cuota de inversión por persona y movimiento: 57,2 euros de media.

En total, precisó Font, los servicios de Cajamar computaron durante la pasada feria más de 52.000 operaciones. Aunque la idea de la firma es que la información se vayan ampliando en el futuro con los datos suministrados por otras entidades, la suma da para intuir la tendencia. Y más si se advierte el peso creciente que está adquiriendo el pago telemático, que ya concentra el 68 por ciento del total de las transacciones registradas durante la fiestas. En la actividad de los cajeros, destaca igualmente la alegría de los vecinos del Centro, que se dejaron de media más de 90 euros en cada movimiento.