Fue un huracán de arte y simpatía que bailó para Picasso en uno de sus cumpleaños pero también para el sha de Persia y Charles Chaplin y que durante una estancia en Atenas fue testigo de la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía, gracias a que conocía a Don Juan de Borbón.

La rica vida artística del artista malagueño Eusebio Valderrama, fallecido el pasado mes de febrero a los 86 años, perdura desde este fin de semana en la que fuera su casa, en el número 11 del Camino de San Rafael, que a partir de mañana sábado se convierte en La Casa del Bailarín, un apartamento vacacional con algunos de sus muchos recuerdos.

La iniciativa ha partido de la argentina Teresa González, amiga del artista, a quien le dejó en herencia la vivienda. Por cierto que desde el ventanal del salón se puede ver la antigua cárcel provincial, que Eusebio tuvo que visitar un par de veces en tiempos de Franco por ser homosexual.

«Eusebio lo que no quería es que una grúa se llevara todos sus recuerdos. Él siempre me preguntaba: ¿Teresa qué vas a hacer con esto, un museo? Yo no iba a venirme a vivir aquí y a los dos o tres días me dije, que sea un alquiler vacacional, porque si lo ponía simplemente en alquiler la historia se moría y no me parecía. Yo creo que esto le habría hecho ilusión».

Teresa y Antonio -su pareja- han invertido todos los ahorros en este proyecto, al tiempo que conservan en un garaje de casa los recuerdos personales de Eusebio, cuyo piso era un pequeño museo de su vida artística. «He tenido que poner una estantería de dos toneladas», apunta Antonio.

La Casa del Bailarín es mucho más minimalista que la abigarrada y sorprendente vivienda en la que vivía Eusebio pero conserva algunos de sus muebles, lámparas, cuadros y fotografías, estas últimas en portarretratos pero también bajo los cristales de las mesitas de noche de los dos dormitorios.

«Hay un detalle que le habría gustado mucho», cuenta Teresa González, que acciona el nuevo grifo del cuarto baño, con luces de colores que cambian según la temperatura y deja caer una catarata de agua.

Cuatro libros. Teresa ha sido la autora de cuatro de los libros de Eusebio Valderrama, el último de ellos, Sin pelos en la lengua, unas memorias que sólo editó para los amigos. «Entre su (acento) malagueño y mi argentino había días que no nos entendíamos nada, pero sin embargo, siempre sentí que conectábamos porque los dos sabíamos lo que era emigrar y estar fuera. Como que había una conexión especial en ese sentido».

Teresa quiere que en el futuro la Casa del Bailarín tengan más objetos que recuerden a Eusebio y piensa colgar algunas de sus muchas poesías y en instalar portarretratos digitales en los que vayan pasando sus fotos, además de que no faltarán todos los libros del bailarín. También habrá un hueco para Pepe Gallego, su amigo de la infancia y compañero artístico, con el que vivió tantos años.

La amiga de Eusebio Valderrama ha querido que el estreno de La Casa del Bailarín, en la que ella y su pareja trabajan a contrarreloj, coincida con el inicio de la Feria de Málaga pues en el Cortijo de Torres su amigo fallecido cuenta con la calle Bailarín Eusebio Valderrama, de la que siempre se sintió muy orgulloso.

De momento, al minuto de anunciarse en internet ya había un cliente interesado en ocupar el apartamento.

La segunda vida del inolvidable Eusebio Valderrama comienza mañana sábado.