La asociación de vecinos de Ardira, de este barrio de la Carretera de Cádiz, deberá volver al centro ciudadano que hasta octubre de 2013 ocupaba en la calle Cuchares con Alcalde José María Corona, cuando el Ayuntamiento la expulsó por negarse a admitir como socios a varios vecinos del barrio.

En mayo del año pasado el Juzgado Contencioso-Administrativo número 5 declaró nula y sin efecto la expulsión, sentencia que fue recurrida por el Ayuntamiento, pero mientras se pronuncia el TSJA, el juzgado ha estimado la petición de ejecución provisional de la asociación de vecinos de Ardira y acordado que puede disfrutar del uso compartido del local. El pasado 26 de mayo la Gerencia de Urbanismo acordó dar cumplimiento a esta ejecución provisional, aunque todavía no se ha llevado a cabo.

Se da la circunstancia de que la asociación de vecinos de Ardira deberá compartir el local con la asociación de mayores del barrio, que siempre ha contado con un espacio pero también con la asociación de vecinos Nueva Ardira, una entidad promovida por los vecinos no admitidos en Ardira, que la acusaron de convertirse en una especie de club privado y de dejar fuera a la mayoría del barrio.

El Ayuntamiento de Málaga dio la razón a los miembros de Nueva Ardira, a los que entregó el centro ciudadano de la calle Cuchares en agosto de 2014, tras reformarlo e instalar un tabique para separar la asociación de mayores.

Sin el respaldo de una norma. La sentencia del Juzgado Contencioso-Administrativo número 5 basó su decisión en que la expulsión decretada por el Ayuntamiento no llevaba el respaldo de una norma legal y recordaba que la administración «no tiene poder ilimitado de revocar a su libre voluntad».

El concejal de la Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, anunció entonces que recurriría la sentencia, porque el Ayuntamiento entendía que sí había una norma que respaldaba la medida, en concreto el artículo 34 de la Ley 7/1999 de Bienes de las Entidades Locales de Andalucía, que señala que «Las ocupaciones del dominio público realizadas en precario sin determinación de plazo o simplemente toleradas pueden ser dejadas sin efecto por la entidad local en cualquier momento, y sin indemnización alguna». En el caso de la asociación de vecinos de Ardira, la cesión del local municipal se hizo de forma indefinida. Raúl Jiménez también declaró entonces que con la salida de la asociación y la llegada de la nueva entidad, el clima vecinal había mejorado en Ardira.

El secretario de la asociación de vecinos de Ardira, Juan Ávila que siempre ha negado las acusaciones de comportarse como un club privado, se declaró esta semana «muy contento» por la ejecución provisional, «porque por lo menos se nos ha dado la razón y vamos a entrar». «Queremos volver a hacer actividades y además se ha demostrado que no somos tan malos», indicó.

El secretario vecinal informó de que se ha reunido con Participación Ciudadana y con Nueva Ardira para estudiar de qué manera compartir espacio. «Al Ayuntamiento le hemos presentado tres opciones y en ninguna de ellas se va Nueva Ardira», resaltó, al tiempo que subrayó que la asociación no busca revivir un conflicto que ha dividido el barrio: «Quiero que desaparezcan los problemas del barrio y que estemos todos bien y no todo el día en los periódicos o en el juzgado».

A este respecto, pidió al Ayuntamiento que retire el recurso y llegue a un acuerdo. «Hagan lo que hagan vamos a estar dentro y la respuesta al recurso puede venir dentro de siete, ocho o nueve años», argumentó.

«Seguro que hay peleas»

Por su parte Enrique Pérez, presidente de Nueva Ardira, entidad con unos 350 socios, mostró su rechazo a compartir espacio con Ardira por temor a altercados. «No queremos porque seguro que hay peleas y que es un club privado como antes. Nosotros ahí no nos vamos a quedar. Si nos quieren dar otro local, bien, pero no podemos hacer nada más».

El Consistorio vuelve a tener un problema en Ardira.