­La calidad del trabajo que se ofrece en los hoteles de la Costa del Sol dista mucho de ser uniforme. Ni siquiera en estos meses, tan atractivos para el sector, se ha conseguido emparejar la carga laboral que soportan las plantillas, que, pese a haberse corregido levemente en el último año en la mayoría de los escenarios, con la amarga excepción de Nerja y Fuengirola, sigue arrastrando todo un mapa de diferencias y paradojas.

Un año más las mayores disimilitudes se concentran entre dos grandes bloques de municipios: los relacionados con el llamado turismo de masas, mucho menos cuidadosos con el empleo, y los que trabajan con el cliente de élite, con Marbella a la cabeza, que no se olvidan de que la sofisticación bien entendida empieza siempre por la motivación y el esfuerzo razonable de los profesionales.

Como fenómeno novedoso de este curso, los datos del INE apuntan a Fuengirola, que ya es el destino costero que más exprime a sus trabajadores, por encima, incluso, de Benalmádena y Torremolinos, que siempre comparten el dudoso privilegio de aparecer entre los primeros lugares. Entre los hoteles más consecuentes con sus plantillas, destacan, de nuevo, Marbella, Ronda y Estepona, si bien con un toque de atención hacia esta última localidad, que se ha permitido este verano salir al mercado con 3 establecimientos más y un incremento en compensación de apenas 11 empleados.

En lo que respecta a la contratación, merece la pena hacer un aparte con los datos de Marbella, que cuenta este curso con 334 trabajadores más que en 2015. Y con el mérito añadido de funcionar con 3 hoteles menos. En lugares como Torremolinos, la proporción entre la plantilla y las estancias de los clientes continúa siendo desequilibrada y aplastante. Aunque, eso sí, hay sitio para la esperanza. Especialmente, si se toma como referencia la evolución de los últimos doce meses, en la que el municipio del espeto ha ganado en comparación con 2015 un total de 143 empleados. Además, enfrentándose al igual que Marbella a una pérdida circunstancial de establecimientos hoteleros (-4).

Otro tanto se puede decir de Benalmádena, que es el segundo destino de la provincia en el que los trabajadores se enfrentan a un mayor nivel de exigencia, pero con un aumento bruto del empleo cifrado en 241 personas.