María Victoria Soler, la viuda de Manuel Díaz Millán, cuenta que siempre que pasaba por las antiguas cocheras de Pedregalejo «cuando iba en el autobús miraba para otro lado, pero me dijeron que habían puesto el tranvía y por curiosidad, lo vi». María Victoria señala aliviada que este rincón del barrio, junto al arroyo Jaboneros, ha cambiado mucho, así que ya casi nada le recuerda a las antiguas cocheras de tranvías y autobuses.

El año que viene, el 13 de abril, se cumplirán 40 años de la muerte de su marido, un carpintero de Pedregalejo nacido en 1931 y fallecido en un accidente laboral en las cocheras del entonces Servicio Malagueño de Transportes, donde llevaba trabajando desde los 14, cuando era la Sociedad Malagueña de Tranvías. Manuel Díaz Millán tenía 46 años cuando perdió la vida.

«La tragedia la vivimos muy de cerca», cuenta Francisco Jurado, un antiguo compañero. A su lado está Francisco Peralta, también compañero, que recuerda que Manuel estaba reparando el parachoque de un autobús, pegado a la pared, cuando el autobús aparcado justo detrás tuvo un fallo: «El chofer llegaba y lo arrancaba para que calentara e hiciera aire, pero por lo que fuera al coche se le metió la velocidad, el de atrás empujó al de delante y se fue contra la pared».

En un principio, los compañeros pensaron que el accidentado era Pepe Fernández, que trabajaba con un soplete en los bajos del autobús y por eso salvó la vida.

El carpintero fue trasladado a Carlos Haya donde falleció. Dejaba viuda y dos hijos, María del Mar y Juan Carlos Díaz Soler.

Casi 40 años después sus compañeros no lo han olvidado y recogen firmas para que la plaza donde se encontraban las antiguas cocheras, un espacio sin nombre oficial, esté dedicado a Manuel Díaz Millán.

El carpintero malagueño había nacido en enero de 1931 en Pedregalejo, en la calle Pérez Escrich, muy cerca de su futura mujer, María Victoria, que vivía en la Torre de San Telmo, frente a los Baños del Carmen. «Nos conocíamos de toda la vida», recuerda su viuda.

Manuel era hijo de Juan Díaz, trabajador de las cocheras, así que el pequeño se formó en el ICET del Palo y con 14 años entró como carpintero en esas instalaciones. Cuando falleció le faltaban pocos días para cumplir 32 años de antigüedad.

De su carácter, María Victoria Soler cuenta que «todo lo que diga es poco y no porque esté muerto, porque era una bellísima persona para todo el mundo», algo de lo que también dejan constancia Francisco Jurado y Francisco Peralta.

Pero además, si por algo destacaba Manuel Díaz Millán era por la capacidad de trabajo: «Él venía a la casa a comer a las tres y de ahí se iba a Bandera Vivar a instalar muebles, siempre estaba trabajando», destaca su viuda. También lo recuerda con mucho cariño María Dolores Soler, hermana de María Victoria, que señala que su cuñado «entró en mi casa cuando yo tenía 5 años, así que para mí ha sido como un hermano».

Miguel Montero, marido de María Dolores, cree que la iniciativa de sus antiguos compañeros «es muy loable, así la antigua cochera quedaría vinculada al nombre de un trabajador».

Para María Victoria, el que se plantee que su marido pueda dar nombre a una plaza «es un orgullo muy grande, sobre todo porque es una petición de sus compañeros y porque el 13 de abril va a hacer 40 años».

A este respecto Francisco Jurado, de quien ha partido la iniciativa, y que ya está recogiendo firmas entre particulares y colectivos, cree que esa fecha «es ideal» para inaugurar la nueva plaza. A su juicio, así este espacio de Málaga seguirá ligado a las históricas cocheras, ya desaparecidas, y de las que sólo queda un edificio de oficinas diseñado a comienzos del siglo XX por Guerrero Strachan, salvado del derribo por la asociación de vecinos de Pedregalejo. Pero también será un homenaje a todos los trabajadores que pasaron por estas instalaciones, circunstancias por las que José Ramón Rodríguez, presidente de Tranbus, que recupera la historia de la EMT, apoya «totalmente» la iniciativa.