Los informadores turísticos que no dispongan de un título B2 de inglés y B1 de otro idioma se irán a la calle el próximo 22 de agosto. Según explican, fueron informadas del despido en abril, por lo que aseguran no haber tenido tiempo de prepararse para obtener dichos títulos, algo que se complica con las condiciones laborales en las que se encuentran. «Cobramos 4,5 euros la hora, ya sea día laborable, fin de semana o festivo», explica Victoria Mezcua.

Las nuevas condiciones de contrato proceden de Clece, la empresa adjudicataria que entra tras la salida de BCM. «Clece se puso en contacto con nosotros y nos dijo que sin títulos no hay sitio, habiendo compañeras que llevan hasta 18 años trabajando sin recibir ninguna queja por los idiomas», manifiesta Mezcua. Además, critica la acción de la empresa por esperar para despedirlos a que acabe la Feria: «Ya hemos firmado el despido, pero les interesa que salvemos esta semana de gran trabajo, coincidiendo con la llegada de siete cruceros».

Asimismo, Victoria Mezcua asegura que el despido se produce «con el beneplácito del Ayuntamiento». En julio, las informadoras turísticas acudieron a la comisión de pleno de turismo, donde afirman que el concejal Julio Andrade, con el apoyo de todos los partidos, prometió que hablaría con la nueva concesionaria. Sin embargo, no han recibido ninguna solución. «También nos visitó el alcalde con el director de Turismo, Javier Hernández, quien dijo que lo que denunciábamos era mentira y que habíamos tenido tiempo suficiente para sacarnos el título», añade la trabajadora.

El despido afectaría a entre siete y ocho personas aunque, según indican las trabajadoras afectadas, la empresa tampoco les ha asegurado el puesto de trabajo a las que sí disponen de los títulos B2 y B1. «Nos vamos a la calle porque no tenemos un papel que acredite que sabemos idiomas», concluye Mezcua.

Inestabilidad laboral

También denuncian la inestabilidad laboral que han estado sufriendo durante dos años: «Cada vez nos decían que iba a entrar una empresa nueva y al final no era así». Exponen además que la empresa BCM las obligó a coger dos días y medio de vacaciones «porque supuestamente se iban». Estas condiciones laborales se remontan a la entrada de la empresa BCM en septiembre: «No nos reconoció la antigüedad ni la empresa saliente nos pagó el finiquito y lo pusimos en manos de un juez». Ante las denuncias presentadas contra la empresa, afirman haber recibido menos privilegios que el nuevo personal.