Nueve grandes iniciativas de la ciudad están pendientes de una solución y a partir del 8 de septiembre, cuando el Ayuntamiento de Málaga vuelva a coger pulso político, centrarán los debates para buscar soluciones. En algunos casos llevan una década esperando una salida (edificio Astoria, terrenos de Repsol, Baños del Carmen o Metro), pero hay casos, como el de Limasa, donde el acuerdo urge más. Eso sí, las decisiones se deberán tomar sin pensar en el dinero, que es escaso.

Estamos ya en el segundo año de gestión municipal desde que Francisco de la Torre accediera a la Alcaldía de Málaga en minoría y la política ha cobrado un nuevo protagonismo. La negociación con la oposición, el debate con los vecinos y la gestión de los temas pendientes ha reverdecido durante los últimos meses y parece que tomará brío a partir de este mes.

La falta de dinero para inversiones explica la importancia de definir ahora proyectos pendientes, algunos con una década de espera por la imposibilidad de acometerlos. No hay que olvidar que el Ayuntamiento de Málaga ha perdido hasta el 70% del dinero disponible para inversiones, pasando de los 175,8 millones de 2007 a los 54,6 millones del año pasado, según el Ministerio de Hacienda.

La recaudación ha caído y eso se ha dejado notar en las cuentas municipales. Además, el plan de ajuste que se ha aplicado en el Consistorio en los últimos años, dando prioridad a reducir la deuda, ha consumido muchos recursos. Al menos el resultado ha sido positivo, pasando de 721 millones de deuda en septiembre de 2011 a los 585 millones de deuda en junio de 2016, lo que libera presión a las cuentas municipales y asegura que estén saneadas.

Gestión pendiente. En la lista de deberes municipales destacan nueve proyectos clave. El futuro de Limasa es quizá uno de los más importantes y este debate se abordará antes de final de año para decidir su modelo. La presión de trabajadores y de la oposición por municipalizar el servicio choca con las reticencias del equipo de gobierno, que busca una salida mixta.

Una de las claves de este debate estará en el informe que se ha solicitado al Ministerio de Hacienda, para que aclare si una futura empresa municipal de limpieza puede asumir la actual plantilla (1.300 integrantes) o debe convocar un concurso público. Su respuesta puede inclinar la balanza hacia un lado o hacia otro. Y queda por ver las condiciones económicas que regirían en una sociedad municipal, que el alcalde ya ha advertido que serían sustancialmente menores que la actual.

En ese panorama, De la Torre ha empezado a dibujar una Limasa mixta, con servicios privatizados y municipalizados. La influencia de Ciudadanos, que opta por trocear la empresa para mejorar la gestión, se nota detrás de este modelo. Sin embargo, sigue siendo un punto de arranque y no hay nada cerrado hasta ahora. El alcalde se pone de plazo final de año para cerrar un acuerdo, que en todo caso deberá estar para mediados de 2017, que es cuando termina el contrato de concesión.

Metro y Repsol. El otro gran tema de gestión pendiente es el Metro de Málaga. La intención municipal de alterar el proyecto acordado en 2013 y que debería estar para mediados de 2018 ha hecho saltar todas las alarmas. La Consejería de Fomento advierte que ya no se pueden asumir más retrasos sin que eso suponga multiplicar los sobrecostes y recuerda que el plan de equilibrio financiero depende de ejecutar todos los tramos, incluido el que llega hasta el Hospital Civil en superficie. El Ayuntamiento, tras muchas reticencias, propone cambiar el tramo del metro por un carril bus, pese a que supondrá un mayor coste y peor servicio a medio plazo. El debate se ha mantenido estos meses previos, pero será en octubre, como muy tarde, cuando haya que tomar decisiones definitivas sobre el metro. La Junta no descarta renunciar al tramo, pero pasándole la factura al Ayuntamiento.

Curiosamente, el equipo de gobierno se encuentra en la situación contraria con los antiguos terrenos de Repsol. Aquí es la oposición y los vecinos quienes piden cambiar el plan previsto, eliminando las viviendas y ampliando la zona verde con un gran parque. El alcalde considera que eso supondrá un perjuicio para el Ayuntamiento, que tendría que compensar por este cambio en el planeamiento urbanístico.

El intento de crear una consulta popular en noviembre, que tuviera encaje legal, para decidir qué hacer parece la solución salomónica que daría una salida al bloqueo.

De la Torre busca financiación alternativa y con el sector privado pendiente de un hilo

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La gestión del Ayuntamiento de Málaga ha cambiado sustancialmente en una década. De buscar el gran hito inversor, el gran referente para la ciudad, el equipo de gobierno opta ahora por una gestión muy centrada en las pequeñas obras de mejora de calles, en la gestión de los servicios y en la colaboración con otras administraciones para sacar adelante los proyectos.

El Ayuntamiento ha pasado de gestionar más de 175 millones de euros en inversión a menos de 55 millones. En el camino se quedaron proyectos de gran ambición y dudable rentabilidad como Art Natura; un ejemplo de colaboración institucional fallido como el Auditorio de Música; o actuaciones desproporcionadas como la sede de Urbanismo y Movilidad, que costó más de 40 millones de euros para darle sólo uso administrativo.

Pero la caída del dinero disponible ha afectado a otros proyectos, como el encauzamiento del Guadalmedina o el edificio del antiguo Astoria, que han ido rebajando su ambición. Se ha optado por los concursos de ideas para ganar tiempo y soluciones asequibles, pero los problemas hidráulicos no resueltos y la falta de consenso, han dejado estos proyectos en punto muerto. Otra vez.

Esto ha obligado al Ayuntamiento a buscar dinero europeo, a través de los distintos planes, para promover inversiones que den un valor añadido a la ciudad, como remodelando calles o el Soho.

También se mira a otras administraciones para sacar adelante propuestas más ambiciosas, como la inversión estatal en el Polo Digital (que sigue sin eclosionar) o la esperada remodelación de los paseos marítimos de El Palo y Pedregalejo, que el Ayuntamiento quiere financiar al 50% con la Junta a través del Plan Turístico de la ciudad.

Lo que sí parece descartada es la colaboración público-privada, que se ha revelado como un instrumento caro y no tan fácil de obtener.

El edificio del cine Astoria es paradigmático, ya que se planteó inicialmente así pero luego se desechó por la falta de inversores que asumieran los costes que el Ayuntamiento quería.

El futuro de La Academia del Málaga CF sigue siendo una incógnita, ya que está vinculada a una operación urbanística paralela para obtener dinero. El hotel de Moneo, con oposición vecinal y política y falta de liquidez del promotor es otro ejemplo. Aunque cuando se podía haber obtenido, se ha rechazado por problemas de sintonía con el inversor y carencia de un plan claro de actuación, como en los Baños del Carmen, que va camino de resolverse en los tribunales.