El día de la Virgen de la Victoria terminó en tragedia ayer en la barriada de El Palo. Un hombre de unos 37 años encontró poco después de las dos de la tarde los cuerpos de su madre, de en torno a 60 años, y de sus dos hermanos, de entre 35 y 39 años, en la casa familiar, ubicada en el número 45 de la calle Almería. Una discusión que degeneró en un enfrentamiento en el que medió un cuchillo de cocina entre los dos hombres fallecidos es la principal hipótesis que barajan las fuentes policiales consultadas por este periódico. Los investigadores creen que uno de los hermanos, de mal carácter y con problemas económicos, mató a su madre y a su hermano tras la pelea y luego se suicidó.

La mujer era viuda y vivía, junto a sus hijos mayor y menor, en el sexto piso del número 45 de la principal arteria de El Palo. El hijo mediano, de en torno a 37 años, estuvo toda la mañana de ayer intentando contactar por teléfono tanto con su madre como con sus hermanos sin éxito alguno, explican las fuentes policiales. Al persistir y no obtener respuesta, decidió presentarse en el domicilio. Tampoco nadie contestó al timbre, por lo que echó la puerta abajo.

Al entrar, encontró los cadáveres de sus dos hermanos y de su madre con heridas evidentes de arma blanca, por lo que rápidamente llamó a la policía. Una patrulla de la Policía Local y una ambulancia del 061 se desplazaron al instante al lugar del suceso y poco después lo hicieron varias patrullas de la Policía Nacional, incluyendo a los investigadores de la Científica. Poco después, la casa y el portal estaban tomados por agentes y decenas de vecinos se agolpaban en las inmediaciones del edificio preguntándose qué habría pasado.

Las fuentes policiales explican que entre los dos hermanos fallecidos pudo producirse una pelea que acabó desembocando en un fatal desenlace, porque alguno de ellos esgrimió un cuchillo de cocina. En el transcurso de este cruce de acusaciones, la madre pudo interponerse entre los protagonistas del suceso y resultó mortalmente herida, al igual que uno de los dos hermanos. Al comprobar lo sucedido, el superviviente se habría quitado la vida usando también el cuchillo. Las fuentes insisten en que esta es la hipótesis principal, pero todas las líneas de investigación permanecen abiertas.

Además, tampoco descartan que no hubiera suicidio, sino que uno de los fallecidos, para intentar defenderse del ataque del hermano, lo hiriera también mortalmente durante la refriega. La madre era viuda y vivía junto a sus hijos en la casa.

Otras fuentes policiales confirmaron ayer también que la hipótesis de la pelea se correspondería con que uno de los hijos, supuestamente, tenía «cierto carácter violento y algunos problemas económicos», hecho que podría haber precipitado la discusión que acabó subiendo de tono y, finalmente, la muerte de su hermano, su madre y la suya propia. Estas fuentes indican que, a falta de que las autopsias señalen otra cosa y con toda la cautela, esta sería la explicación.

La Policía Científica encontró el cuchillo de cocina usado como arma y tomó muestras biológicas en la escena del crimen. A las seis y media de la tarde, un furgón retiró los tres cadáveres y los trasladó al Instituto de Medicina Legal a la espera de que se realicen las autopsias. Las fuentes aclaran que el escenario estaba repleto de sangre, lo que revela la virulencia de lo acaecido. Otras fuentes apuntan a que uno de los dos hijos podría tener problemas psicológicos.

Testimonios de los vecinos

La madre se llamaba Teresa y trabajaba en una empresa de atención a personas mayores. Uno de los hijos trabajaba en un restaurante y el otro en una empresa especializada en metales.

Los vecinos de la barriada de El Palo sólo tenían ayer palabras buenas para la familia. A Teresa la describieron como una mujer risueña y simpática que siempre iba de arriba abajo con el uniforme de su trabajo o acompañando a personas mayores. Era muy querida en el barrio, de forma que algunos de los vecinos mostraron su perplejidad por lo ocurrido. En cuanto a los hijos, uno de sus amigos indicó que eran personas trabajadoras y que, a simple vista, no tenían problemas de convivencia.