Las famosas natas tienen un origen natural. La presencia de determinados tipos de algas y la arena de la playa, que en Málaga tiene mucho polvo, está detrás del origen de la mayor parte de las natas que se ven en las playas de la ciudad. Al menos así lo afirma el concejal de Sostenibilidad, Raúl Jiménez, quien argumenta que los estudios técnicos realizados por Emasa aseguran la escasa presencia de material orgánico en estas natas.

Jiménez quiso salir así al paso a la denuncia de Málaga Ahora, que asegura que se vierten aguas residuales al mar, afectando a las playas de la ciudad. El concejal de Sostenibilidad recordó que la capital depura todo antes de verterla al mar, advirtiendo que los únicos problemas detectados vienen ocasionados por el vertido incontrolado al río Guadalhorce de los pueblos del Valle del Guadalhorce, donde todavía no se ha implantado la depuración.

Raúl Jiménez, sin embargo, defendió que pese al vertido del Guadalhorce «los análisis que hemos hecho confirman que el agua de la desembocadura es apta para el baño, ya que se diluye en el mar y el propio sol mata las bacterias». En este sentido, insistió en que los análisis que realiza el Ayuntamiento y los de la Junta de Andalucía confirman la idoneidad de las aguas para el baño.

Suciedad. El concejal de Sostenibilidad sí que reconoció un problema relacionado con las natas, que pese a no ser contaminantes, arrastran suciedad como bolsas, compresas o botellas de agua. Estos objetos son el principal objetivo de los barcos quitanatas, aunque su efecto es limitado por la influencia de las mareas.

Jiménez recordó además que las corrientes convierten a la bahía de Málaga en sumidero de los vertidos procedentes de Nerja y Granada. Estas basura se quedan en la bahía, donde dan vueltas hasta que son expulsadas. En este sentido, apuntó que se puede hacer poco ante la acción de las mareas, salvo esperar que el sistema de saneamiento y tratamiento de las aguas residuales se extienda por todo el litoral para evitar los vertidos.