Horario reducido, actividades especiales... Cuando los alumnos se incorporan a las aulas experimentan un proceso de adaptación tras el largo periodo vacacional y los centros educativos los reciben con una estrategia que hace más fácil su vuelta a la rutina. Pero, ¿qué pasa con los profesores? Ellos también viven con intensidad el inicio del curso escolar, uno de los momentos con más volumen de trabajo del año y que puede resultar muy estresante.

Aunque los docentes comienzan antes el curso, la prueba de fuego llega cuando las aulas se llenan. «Es un momento muy importante, que nos exige exprimir al máximo nuestras competencias profesionales», afirma el pedagogo y profesor Enrique Sánchez. El inicio de las clases supone «conocer a los alumnos, iniciar unas buenas relaciones con las familias, empezar a desarrollar la programación...».

Los consejos que se pueden dar a los maestros para empezar con buen pie en septiembre son muchos pero hay uno fundamental: Hay que divertirse en el aula. «Si tú estás a gusto y lo pasas bien, tu alumnado aprenderá en el mejor clima posible», explica Sánchez, que es asesor de formación en el Centro de Profesorado de Málaga. Para divertirse enseñando -apunta- «hay que realizar proyectos diferentes, experimentar, innovar».

La segunda clave que subraya este experto es no olvidarse de las emociones. «El docente es el gran gestor emocional de su grupo-clase. Hacer esta función desde el primer día mejorará la convivencia y el aprendizaje», explica. En este aspecto también coincide la psicóloga y profesora Mª Ángeles Castillo, que subraya la importancia de encontrar un equilibrio entre la inteligencia emocional y la intelectual. En este mismo plano, la empatía es imprescindible.

Confianza y tranquilidad. El estrés, e incluso en los casos más graves el síndrome de burnout o ´del quemado´, son relativamente habituales entre el cuerpo docente. Pero hay formas de prevenirlos y lo mejor es hacerlo desde el primer día del curso. Según Mª Ángeles Castillo, tener confianza en uno mismo es imprescindible para afrontar las clases de forma saludable, ya que la confianza se traduce en tranquilidad.

Los maestros tienen un gran nivel de responsabilidad, de la que deben ser conscientes pero aplicando el sentido común para no sentirse desbordados, recomienda la psicóloga.

Los docentes que acuden a la consulta de un psicólogo suelen llegar con un estado de ánimo muy bajo, ansiedad, dificultad para dormir o para respirar e incluso con ansiedad permanente. ¿Por qué han aumentado estos síntomas en los últimos años? Castillo opina que están relacionados con los cambios en la sociedad y en el sistema educativo. «Los docentes tienen grandes desafíos; la educación ha cambiado mucho y eso les afecta, muchas veces no saben cómo actuar», afirma. Una situación que explica muy gráficamente Enrique Sánchez: «Antes la escuela poseía el conocimiento y lo ´repartía´. Ahora, el conocimiento está a golpe de un click de ratón». El docente debe adaptarse a un nuevo papel de «mediador» que «facilite el acceso a la información, ayude a asumir un punto de vista crítico y contribuya a desarrollar competencias que permitan utilizar el conocimiento».

Por otra parte, el pedagogo apunta una dificultad común a todos los profesores: el exceso de burocratización. «El papeleo innecesario nos obliga a restar tiempo a lo realmente importante: la acción didáctica y pedagógica».

Practicar técnicas de relajación, tener una visión positiva del curso, definir metas realistas, ser prudente y dosificar la energía son otros de los consejos útiles para iniciar el curso de la mejor forma.