­A escasos días para que acabe el año hidrológico, la provincia de Málaga afronta el otoño con las reservas de agua en una situación complicada y mirando al cielo a la espera de unas más que necesarias lluvias. Los pantanos malagueños entrarán al nuevo año hidrológico, que arranca este próximo 1 de octubre, con las reservas más bajas de los últimos ocho años, según los datos que recoge la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en su página web. Así, a fecha de ayer, el agua embalsada en los pantanos de la provincia ascendía a 255 hectómetros cúbicos, lo que los sitúa al 41,4%. Hay que ir hasta 2009 para encontrar unas cifras más bajas en un mes de septiembre; entonces, los embalses se situaban al 40%, con 247,10 hectómetros cúbicos acumulados.

La falta de precipitaciones en los meses previos al verano hizo que las presas arrancaran la temporada alta con las reservas muy contadas y sólo las lluvias de finales de la primavera aliviaron algo la situación y lograron que los meses de mayor consumo hayan transcurrido sin mayores problemas. Aún así, en los últimos cuatro meses, de junio a septiembre, la provincia ha consumido 93 hectómetros cúbicos, es decir, más del 77% de la media anual en la provincia, que es de unos 120 hectómetros cúbicos. Sólo en septiembre, los pantanos han desembalsado 20 hectómetros cúbicos y en estos momentos están cien hectómetros por debajo del nivel del año pasado.

Menos agua en La Axarquía. A la espera de ver cómo evoluciona este otoño, por lo pronto son dos zonas de la provincia ya las que están en estado de prealerta de sequía. La primera presa en entrar en este estado fue la de la Viñuela y a principios de este mes fue el conjunto de embalses del Guadalhorce en el que también se declaró la prealerta por el estado de sus reservas. De hecho, es la Viñuela, que abastece a la comarca de la Axarquía, la que se encuentra en un menor porcentaje de llenado, con un 34,7% y 57 hectómetros cúbicos embalsados. En el Guadalhorce, Guadalteba está al 37%, el Guadalhorce, al 53%, y Conde del Guadalhorce, al 36%. Por contra, el pantano de La Concepción es el que mejor estado presenta, está al 62% y suma casi 39 hectómetros -este embalse fue el que más aprovechó las lluvias de la primavera y las posteriores escorrentías-. Los pantanos del Guadalhorce han desembalsado en este último mes más de diez hectómetros cúbicos, pero, con 148 hectómetros, siguen aún alejados de los parámetros que plantearían la activación de un decreto de sequía, que hace una década hablaban de 71 hectómetros cúbicos acumulados a 1 de octubre.

Una vez iniciado el año hidrológico el día 1, los responsables de la gestión del agua tienen previsto reunirse para abordar el futuro más cercano, y las posibles medidas a tomar, y analizar cómo ha sido este último año. La reunión del comité de gestión, que ahora engloba a todos los pantanos de la provincia, se producirá en las primeras semanas de octubre y será entonces cuando se afrontarán las cuestiones más prioritarias. No obstante, la Junta de Andalucía ya había arrancado este año 2016 con el posible horizonte de falta de reservas una vez pasado el verano, por lo que los técnicos de la Delegación de Medio Ambiente ya habían avanzado algunas de las obras que sería necesario realizar en un futuro cercano para asegurar el abastecimiento a la población. Así, entre los proyectos que entonces se plantearon estaba conectar los conjuntos de la Costa del Sol y la Viñuela con la capital malagueña, aunque en el primer caso, como ya informó este periódico, habría que realizar unos trabajos que Emasa y la Junta valoran en 400.000 euros para poner a punto las conducciones que traerían el agua a Málaga.

Aún quedan los pozos. También está sobre la mesa la posibilidad de que la desaladora del Atabal funcionara a su máxima capacidad para así poder tratar las aguas del pantano del Guadalhorce, que tienen un mayor nivel de salinidad, e incluso volver a aprovechar los pozos que se activaron en la Aljaima y Fahala en el último periodo de sequía, hace ahora una década, si bien estos pozos también se tendrían que someter a obras, ya que en su estado actual no se pueden usar y habría que comprobar que tienen caudal, ya que la falta de lluvias también ha dejado bajo mínimos los acuíferos de la provincia.