Los bancos siguen cerrando oficinas en Málaga dentro del constante proceso de reducción de costes y de ajuste de estructuras que iniciaron hace ya ocho años a partir del estallido de la burbuja inmobiliaria y que se aceleró a raíz de las múltiples fusiones de entidades que se produjeron en el sector. Las entidades financieras han clausurado un total de 528 sucursales en la provincia desde los máximos alcanzados a mitad de 2008, lo que supone el 37,5% de las más de 1.400 que llegó a haber abiertas. Por decirlo de forma más gráfica: prácticamente cuatro de cada diez oficinas que llegaron a estar operativas hasta antes de la crisis han echado ya el cierre. Según los últimos datos del Banco de España, correspondientes a junio de 2016, quedan ahora 879 sucursales abiertas, con lo que el parque de oficinas en Málaga ha vuelto a los niveles de 1998. En el último trimestre disponible, de marzo a junio de este año, se han cerrado en concreto 22 sucursales.

Tanto entre los economistas como en el propio sector bancario se reconoce que la tendencia tiene todavía bastante recorrido, dado que la intención de las entidades financieras parece ser la de seguir ajustando la red de sucursales aplicando para ello criterios de rentabilidad. Por otro lado, no se descarta que en los próximos meses pueda producirse una nueva oleada de fusiones, lo que podría llevar al solapamiento en una misma zona de oficinas que hoy día son de bancos distintos. Eso por no hablar de las medidas de ajuste anunciadas recientemente por alguna entidad en concreto, caso del Banco Popular, que maneja un ERE a nivel nacional para casi 3.000 trabajadores y el cierre de unas 300 oficinas en España.

El cierre de oficinas responde a la necesidad de la banca de recortar costes para mantener la rentabilidad en una coyuntura marcada por los bajos tipos de interés y los bajos márgenes bancarios. A ello se une el imparable avance de la banca digital. «Cada vez son más las personas que realizan sus gestiones por internet, también entre la franja de edad de entre 55 y 64 años. Eso facilita a las entidades esa apuesta y propiciará que se cierren más oficinas», recordaba hace unas fechas en este periódico el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, autor de un estudio al respecto publicado por Funcas.

Por su parte, el Colegio de Economistas de Málaga también ha señalado en varias ocasiones que la tendencia a la contracción del parque de oficinas es inexorable, con consecuencias negativas, a su juicio, como un cierto deterioro del servicio a los clientes, sobre todo en las zonas de interior. De hecho, hay pequeños municipios malagueños que no tienen ya ninguna sucursal, lo que obliga a los vecinos a desplazarse a otros pueblos para realizar alguna gestión en la que quieran ser atendidos de forma presencial.

Cabe recordar que el parque de sucursales bancarias en Málaga experimentó un gran incremento entre los años 2000 y 2008 coincidiendo con el inicio de la fase más expansiva de la economía y del sector constructor. Los bancos y las antiguas cajas de ahorro incrementaron en ese periodo un 53% su red de oficinas en Málaga, gracias también al desembarco de muchas entidades de otras regiones que acudían a competir por el goloso pastel hipotecario que llegó a moverse en torno a la burbuja inmobiliaria.