Hay derrotas que se consuman innumerables veces a lo largo del tiempo, como si fueran una maldición eterna para quien las padece. Alberto Ruiz-Gallardón fue ministro de Justicia de Mariano Rajoy, pero dimitió hace ya tiempo por la Ley del Aborto. Sin embargo, durante su gestión tuvo una china en el zapato con el decano del Colegio de Abogados de Málaga, Francisco Javier Lara, quien echó a la calle a tres mil abogados en manifestación para protestar por la Ley de Tasas Judiciales. Esa norma fue declarada inconstitucional, al igual que también se ha dejado atrás la idea del partido judicial uniprovincial. Ayer Rajoy, en la inauguración del XII Congreso Jurídico de la Abogacía malagueña, reconoció que la voz de los abogados fue «indispensable en esta última etapa de reformas. Lo fue en la derogación de las tasas, lo fue en el mantenimiento de los partidos judiciales».

El presidente del Gobierno jubiló ayer, de nuevo, a Ruiz-Gallardón, el eterno postulante a ser candidato a la presidencia del Gobierno y lo hizo delante de Lara, quien a su forma también participó en la jubilación de Ruiz-Gallardón: «Con el diálogo y el ánimo de consenso del Ministerio de Justicia hemos salido ganando». El actual ministro, Rafael Catalá, un técnico en la materia, es amigo de Lara y se le ve mucho por Málaga, por lo que su influencia fue vital para que Rajoy viniera a la inauguración del congreso de los abogados, en el que se han inscrito 1.700 juristas. El presidente correspondió a la importancia del foro anunciando que en sus fogones cocina ya una gran reforma de la Justicia, la asignatura pendiente desde la Transición en el país.

Ayer, todo el que es algo en el mundo del Derecho estuvo en el Palacio de Ferias de Torremolinos: en la mesa presidencial se sentó Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), una gran oradora; así como el ministro de Justicia, ayer poco hablador; el fiscal jefe, Juan Carlos López Caballero; el presidente de la Audiencia Provincial, Antonio Alcalá, y otros magistrados y decanos de todo el país. Lo cierto es que la presencia de Alcalá, tanto ayer como el miércoles en la celebración patronal de los letrados en la Diputación, pone fin al enfrentamiento que abogados y jueces tuvieron hasta hace unos meses después de que los juristas denunciaran retrasos en los juicios y otras supuestas disfunciones. Lara está más relajado, y reconoció ayer que el congreso llega en una etapa de sosiego, porque los frentes que abrió en defensa de la abogacía ya los ha cerrado y ahora sólo piensa en las elecciones del próximo 28 de octubre, toda vez que hoy se cierra el plazo de presentación de candidaturas. ¿Se presentará alguien más? Parece que hay runrún y habrá sorpresa, pero aún no se sabe con seguridad. Ahora, las relaciones con los jueces parecen ir como la seda.

También está Lara en paz con la Junta, dado que los abogados del Turno de Oficio están al día en el pago de sus honorarios. Ayer, seguramente, el delegado de la Junta en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, agradeció las palabras del decano en el discurso inaugural.

En el foro también se vio al presidente de la Diputación, Elías Bendodo; al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; y al flamante alcalde de Torremolinos, José Ortiz, quien dijo estar especialmente interesado en conocer las conclusiones de la ponencia que versó sobre el brexit y su influencia en el turismo residencial. Pedro Fernández Montes, exalcalde, también pululaba por los pasillos de los que fueron sus dominios, al igual que 1.700 abogados llegados desde todos los puntos del país.

Por cierto, que Rajoy sabe medir los tiempos y lo que dice y no dice. Ayer, en el discurso escrito que se entregó a la prensa, hubo una frase que no pronunció durante su alocución y que hacía referencia al trabajo de la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos, aunque el lenguaje era mucho más coloquial. Debe darse por no dicha, sobre todo porque coincide con los juicios que son auténticas pesadillas para el PP: el de la trama Gürtel y el de las tarjetas Black de Caja Madrid.

Los numerosos medios acreditados ayer en el Palacio de Ferias de Torremolinos llegaron muy temprano al corralito preparado para escuchar a Rajoy, quien vino con ganas de hablar de sosiego, diálogo y advirtió de que no va a ponerle condiciones a la gestora que ahora manda en el PSOE a la hora de formar gobierno.

En el palacio también se pudo ver a la senadora Ángeles Muñoz, ahora con problemas con la Justicia por el PGOU marbellí. El congreso acaba hoy.