El gerente de la firma de software para gestión deportiva TD Sistemas, Enrique de Hoyos, lleva dos años como presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Málaga. Afirma que entre los jóvenes hay ya menos miedo a montar una empresa aunque en España, a su juicio, falta aún fomentar una cultura emprendedora que arranque en el sistema educativo. También opina que los esfuerzos de las administraciones por auspiciar el emprendimiento son «dispersos». AJE Málaga, por cierto, coorganiza junto a CEAJE los días 3 y 4 de noviembre en el Palacio de Congresos Adolfo Suárez de Marbella el XX Congreso Nacional de Jóvenes Empresarios, con medio millar de participantes.

¿Se plantean actualmente más los jóvenes la posibilidad de montar su propia empresa?

En general se está perdiendo el miedo a emprender. El empresario está un poco mejor visto por la sociedad y montar una empresa ya es una opción real para muchos jóvenes, aunque hay que seguir trabajando para dotarlos de instrumentos que les permitan salir adelante. Antes todo el mundo quería ser trabajador por cuenta ajena en un buen puesto o funcionario. Ahora, quizá también por necesidad y por la situación de crisis, hay más emprendimiento y empiezan a surgir referentes sociales de personas jóvenes que ponen una empresa y tienen éxito.

¿Qué ventajas tienen los jóvenes?, ¿y qué obstáculos?

Estamos en una época de cambio al mundo digital donde la innovación es fundamental. Tenemos los jóvenes mejor formados de la historia y están deseosos de aplicar sus conocimientos. Si no pueden hacerlo por cuenta ajena, emprender en una gran opción. El joven es innovador por naturaleza. Pero necesitamos más cultura emprendedora. Ni los colegios, ni los institutos ni la universidad dan la formación adecuada.

También falta información. En AJE buscamos subsanar eso.

Hace unos días presentaron con el IMFE el Termómetro del Emprendedor. Según sus datos, la mayoría emprende para escapar del paro y elige los sectores habituales (hostelería y comercio) aunque empiezan a despuntar otros.

Seguimos con un paro muy alto, que en el caso del desempleo juvenil alcanza tasas desorbitadas. Es lógico que se vea la idea de montar una empresa como una opción. Pero lo que es cierto es que hay que buscar nuevos segmentos de actividad que no sean siempre el turismo, la hostelería y la restauración. En AJE Málaga estamos viendo muchos ejemplos de jóvenes que hacen cosas distintas, con empresas auxiliares que crean plataformas de reservas o centrales de pago, firmas que desarrollan negocios globales para vender dentro y fuera de España o servicios de consultoría, marketing y comercialización vinculados a la economía digital.

¿Teme una saturación de negocios de hostelería en Málaga?

Esto es algo cíclico, ahora estamos viviendo una gran época para el turismo. Málaga capital, por ejemplo, ha mejorado mucho su oferta turística y cultural y eso ha propiciado la llegada de nuevos visitantes. Pero el futuro está en generar valor añadido en todos los sectores, tanto en los que somos buenos, por supuesto, como en otros. Y eso pasa por aplicar el conocimiento, la tecnología y la innovación, en parte con empresas auxiliares que den servicio a sectores más tradicionales.

¿Perjudica la incertidumbre política al emprendedor?

Sin duda está afectando en un momento donde deberíamos asistir a una muy buena recuperación económica. De momento, la mejora sólo se ve a nivel macroeconómico. En el tema de los emprendedores notamos falta de confianza por parte de los inversores. Hay jóvenes con muy buenos proyectos empresariales a los que le falta todavía esa parte importante que es la financiación. Los bancos han abierto el grifo del crédito, sí, pero sólo a las personas que ofrecen garantías. Si no tienes ayuda de la familia o patrimonio, esa financiación tradicional no te llega. Faltan inversores privados que quieran arriesgar, y el actual contexto económico y sobre todo político no ayuda. Hasta que no se forme un nuevo Gobierno y se vean la directrices básicas, esa inversión está algo frenada.

¿Faltan también incentivos?

Sí, estamos muy carentes de financiación no tradicional tipo business angels. Queremos que se democratice el emprendimiento. El inversor privado en este país sigue teniendo una fiscalidad muy alta. Tenemos que fijarnos en Estados Unidos, donde hay gente de éxito empresarial que, en vez de invertir en un fondo o guardar el dinero en un banco, decide apoyar a empresas. La fiscalidad y la incertidumbre política son las dos incógnitas a despejar.

Decía usted hace dos años que las administraciones usan el apoyo al emprendedor como un eslogan pero que luego no se les acompaña ¿Lo sigue pensando?

Diría que seguimos en una burbuja del emprendimiento, donde todas las administraciones han creado su gabinete de emprendedores. Yo creo que habría que dejar claro dónde están las competencias de emprendimiento y cuál es la función de cada administración. Porque me da la sensación de que todos están haciendo cosas similares con dinero público y tampoco presentan resultados claros. Yo querría que todos esos organismos dijeran cuánto gastan cada año y cuántas empresas se han creado gracias a ella. Que hubiera una evaluación de calidad. Y que se viera si esas empresas se consolidan, que es donde está el reto. Tenemos una mortalidad muy alta: el 50% de las empresas que se crean desaparecen antes de alcanzar los cinco años de vida.

¿Qué pide entonces?

Invito a las administraciones a contar más con las asociaciones empresariales, porque se dan situaciones de asesoramiento a emprendedores sin mucho conocimiento del mundo de la empresa. A los jóvenes hay que meterlos desde el principio en un entorno empresarial de verdad. Es lo que estamos haciendo en AJE con todo el que llega: creamos grupos de trabajo con gente de su misma edad, que han montado empresas. Comparten experiencias y generan negocio entre ellos. El miedo y la falta de conocimiento se suple con el apoyo de los demás. Si hablamos de las administraciones, hay ejemplos de colaboración y buenas iniciativas, pero en general los esfuerzos son muy dispersos. Estoy seguro de que si contaran más con las asociaciones empresariales los resultados serían mejores.

¿Ha tenido resultado la ley de emprendedores, que entró en vigor hace tres años?

Algún efecto ha tenido pero no ha ido a la esencia ni solucionado temas básicos. La cuota de 50 euros para autónomos durante los seis primeros meses ha podido animar algo pero sigue habiendo un problema de fiscalidad. Cada vez va a haber más gente trabajando por cuenta propia: un autoempleado que ni es un trabajador ni es un empresario al uso. Y a todas estas personas hay que facilitarles los inicios. En España, las cuotas de autónomos son muchos más altas que en Gran Bretaña o Alemania. Si no nos ponemos al nivel de Europa no animaremos a la gente a emprender. También habría que revisar la fiscalidad de las pymes. Las grandes empresas pueden beneficiarse de deducciones en el Impuesto de Sociedades que en el caso de las pymes no se aplican. Y eso, en un país con más de un 90% de pymes, no se entiende.

Necesitamos que esas pymes puedan consolidarse y crecer. Sólo con que cada micropyme o autónomo pudiera contratar a algunos trabajadores más acabaríamos con el problema del paro en España. Ahí es donde hay que centrar los esfuerzos.