No siempre se puede hablar de abandono completo de algunos edificios. Es simplemente que están infrautilizados. Es el caso de inmuebles que tenían un uso determinado y que se ha perdido con el tiempo. La antigua sede de la Diputación, hasta la apertura de las actuales instalaciones en la calle Pacífico, es un ejemplo. Allí hay varias dependencias como el Patronato de Recaudación, que, sin embargo, no son suficientes para aprovechar todo el espacio disponible en este edificio, lo que obliga a mantener parte de sus instalaciones cerradas.

El Cuartel de Capuchinos es otro de esos espacios que han perdido su uso anterior. El cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) dejó al cuartel sin apenas utilidad, lo que no ayuda a unas instalaciones que ya estaban muy degradadas cuando estaban en uso.

También se encuentra con un uso limitado el edificio donde se encuentra el conocido Bar Flor, de La Malagueta, y que en su tiempo fue denominado Desfile del Amor, por la gran cantidad de parejas recién casadas que se alojaron allí. Con el tiempo este inmueble, propiedad de la Diputación Provincial, se ha ido quedando vacío y son ya pocas las viviendas que continúan ocupadas. Algo parecido, aunque por motivos muy distintos y con propiedad privada, ocurre con La Equitativa. Este edificio emblemático está muy degradado a la espera de que los propietarios acuerden una salida a su situación, algo que parece complicado de conseguir.

La infrautilización de algunos inmuebles es simplemente porque fueron construidos con unas dimensiones excesivas. La estación Victoria Kent, del Cercanías a Fuengirola, tiene la mitad de sus instalaciones sin utilizar porque se planteó con el doble de su capacidad, sin una razón clara que justificase esta decisión. Además, el Centro Cultural Provincial de la calle Ollerías, de la Diputación, también cuenta con parte de sus instalaciones sin uso intensivo.