El camino peatonal que comunica la zona alta de Carlos Haya con el Parque del Norte dejará en unos días de ser una suerte de pasaje del terror para los vecinos. La concejala de Bailén-Miraflores, Elisa Pérez de Siles, informó ayer de que las obras de mejora del camino han sido ya adjudicadas y comenzarán «en unos días». Las obras entran dentro de varias actuaciones del distrito que han sido presupuestadas con un total que ronda los 30.000 euros, informó la concejala.

En concreto, las obras consistirán en un hormigonado aplantillado y en los laterales se colocará albero compacto. Elvira Pérez de Siles explicó que aunque la intención del distrito era ajardinar los lados, al no estar la zona recepcionada el área de Parques y Jardines indicó que no habría mantenimiento de las plantas, por lo que se ha optado por el albero.

El pasado viernes, 21 de octubre, La Opinión se hizo eco de las quejas de las asociaciones de vecinos de Nueva Málaga y de El Ciprés, así como del Ampa del Colegio Altabaca, que criticaban que llegaban cerca de una década pidiendo el arreglo de este pasaje, que sólo contaba con una pequeña rampa asfaltada, en la unión con el Parque del Norte pero el resto era un camino terrizo con algunas rocas.

Los vecinos criticaban la presencia continua de basura, jeringuillas e incluso colchones, aunque en el momento de la visita con La Opinión, los colectivos vecinales informaron de que el Ayuntamiento había limpiado la zona justo el día anterior.

La presencia de este veterano terrizo, contemporáneo de la inauguración del Parque del Norte, provoca que muchos vecinos lo eviten, pese a ser el camino directo entre la zona verde y Carlos Haya. Como resultado, deben dar un amplio rodeo, o bien hasta el comienzo del Parque del Norte o hasta las inmediaciones del Skate Park.

Como alternativa, muchos de los vecinos y también los padres de alumnos tiene que usar la escalinata de 30 peldaños, frente al colegio. Una barrera arquitectónica con la que no todos pueden.

Es el caso de Tomás, que el pasado viernes se acercó a hablar con el diario con su moto para personas con movilidad reducida y contó que «cuando venimos el niño y yo al parque tenemos que dar un gran rodeo». Tomás expresó que «si se arreglara el pasaje, podría bajar por él». Además, trató de recorrerlo con el resto de vecinos «pero con tanta tierra, la moto no avanza».

También tiene problemas Petra Aragonese, que tiene que recoger a sus dos nietos de dos centros distintos y uno de los niños va en carrito.

La única opción que tiene para llegar a tiempo a los dos sitios «es ir con la silla del chico, escalera abajo y tengo mal la espalda. Es algo que tengo que hacer todos los días», contaba el pasado viernes.

También hubo críticas la semana pasada a la lentitud municipal y así, Marina, una vecina, recordaba que «el alcalde me dijo hace nueve años que iban a arreglar esto».

A este respecto, la concejala Elisa Pérez de Siles contestó ayer que el retraso se ha debido a que se trata de una zona no recepcionada por el Ayuntamiento «y que quedó en tierra de nadie». De hecho, Mariluz Guerrero, secretaria de la asociación de vecinos de Nueva Málaga, contaba el viernes que la respuesta del Ayuntamiento había sido siempre que la zona se urbanizaría cuando se construyera. Al final, el Consistorio ha decidió actuar y en unos días parece que el pasaje del terror dejará de dar miedo.