La noche de Halloween fue más terrorífica para algunos. En especial para la EMT, que sufrió un brutal ataque con once marquesinas destrozadas de la línea 33, Al parecer la empresa sospecha que fue un único grupo que bajó destrozando el mobiliario urbano de la empresa de transporte y dejando un reguero de cristales rotos en su camino.

Las marquesinas destrozadas se encuentran en el recorrido de la línea 33, que une la avenida de Pintor Sorolla con el Cerrado de Calderón y Parque Clavero. Así, la EMT ha contabilizado destrozos en seis marquesinas en la calle Olmos, otra en La Cerrajera, otra en la calle Matagallo (frente al número 77), otra en la calle Los Flamencos y dos en la calle Miguel Induráin, en la esquina con Sibelius y en la esquina con Marcos Obregón.

La EMT está tramitando una denuncia de estos hechos, con idea de que haya una investigación para encontrar a los culpables.

Este no fue el único incidente en ese entorno del Cerrado de Calderón, ya que también se rompieron varias papeleras y se ensuciaron las calles en los alrededores de los lugares habituales de botellón, como el mirador.

La Policía Local también contabilizó seis contenedores de basura quemados en la noche de Halloween y un parque infantil en la plaza Niña de los Peines, en Churriana, que quedó arrasado completamente en la madrugada del 1 de noviembre. Este es, junto a las marquesinas destrozadas, el daño más grave producido en Halloween y que obligará a reponer el parque, con un coste que puede superar los 6.000 euros.

Además, en la zona del Paseo de los Tilos también se quemaron varios contenedores, según confirmaron fuentes de los Bomberos.

Estos problemas ponen de manifiesto el repunte de los ataques vandálicos en determinadas fechas en las que se mezcla un ambiente festivo y una mayor cantidad de personas en la calle. El alto nivel de suciedad en determinados puntos de botellón, como el Monte de Gibralfaro también fue una consecuencia directa de la noche de Halloween, así como algunas denuncias por ruido debido a fiestas privadas en diversos puntos.

Vandalismo. El coste del vandalismo en Málaga al año supera el medio millón de euros, siendo la limpieza de grafitis y pintadas la que se come la mayor parte de este desembolso, con unos 424.000 euros gastados por Limasa durante el año pasado.

El Centro Histórico y las zonas emblemáticas suelen ser las zonas más afectadas por los grafiteros.

No obstante, incluso más llamativas que las pintadas sea la reposición de contenedores y papeleras, en su mayor parte destrozadas por la acción destructora de unos pocos. De enero a septiembre de 2015 Limasa gastó 85.405 euros en la compra y reposición de contenedores, tanto de residuos sólidos como selectivos y otros 36.461 en papeleras. En total, solo en los nueve primeros meses de 2015, Limasa tuvo que hacer frente a más de 121.886 euros. Estos daños, siendo importantes, son una cantidad muy inferior a la registrada en 2014, cuando se contabilizaron más de 1.700 contenedores dañados o destruidos y casi 1.300 papeleras. Lo que supuso un gasto de 407.016 euros, un 25,15% más que en 2013.

A lo largo del año pasado la actividad vandálica se centró en los contenedores de recogida doméstica grandes y muy grandes, mientras que los de recogida selectiva sufrieron en menor medida la acción de los vándalos.

Necesidades fisiológicas en la vía pública, arrojar residuos, no recoger las deyecciones de animales o dañar el mobiliario urbano constituyen el resto de los actos vandálicos sancionables.