La catedral de Málaga, cuya construcción se paró hace 234 años y falta por terminar una de sus dos torres, por lo que le llaman "la Manquita", lleva tiempo generando debate sobre si debe acabarse y ahora proponen que se logre en seis meses ante el próximo quinto centenario de su inicio y la bendiga el papa.

Siete millones de euros es el coste de esa actuación que plantea la Asociación Ciudadana Málaga por su Catedral, cuyo presidente, el arquitecto e ingeniero industrial Diego Estrada Fernández, pide "voluntad política y voluntad religiosa" para acometer esta obra, que -a su juicio- la convertiría en "la joya del Renacimiento".

Convencido del proyecto mucho antes de que se creara esa asociación en el 2012, Estrada rechaza que la ausencia de distintos elementos arquitectónicos en ese gran templo, como el último tercio de la segunda torre, pueda ser un emblema de la ciudad, ya que -al contrario- lo considera "un símbolo de la dejadez del malagueño".

Demanda mayor interés por parte de las instituciones, a las que tacha de "impasibles", desde la Unión Europea hasta el Obispado de Málaga e incluidos el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento.

También plantea la necesidad de crear una fundación que canalizase las donaciones de la población malagueña, lo que considera fundamental en este proceso y que supondría beneficios de deducciones fiscales para los donantes.

Sostiene que la finalización de la catedral -cuya edificación arrancó en 1528- podría llevarse a cabo con materiales constructivos de la provincia y que no sería necesario pedir un nuevo permiso de obras, ya que solo resta por hacerse "un 10 por ciento de ella".

Precisa que no se trataría únicamente de concluir la segunda torre -el elemento más visible-, sino también de hacer lo propio con la cubierta a dos aguas, la sacristía, el panteón de canónigos y obispos o la balaustrada perimetral con sus correspondientes estatuas.

Sobre la situación actual de sus reivindicaciones, ve "factible" el proyecto y entiende que no se debería entrar en un "concurso de ideas" al respecto, al tiempo que demanda como necesario para su inicio que el Obispado dé "un paso al frente".