«Deberíais hacernos una foto. Una, el primer día y otra, seis meses después». Ante tal afirmación Isabel Jiménez no pudo hacer otra cosa que echarse a reír. La historia que se escondía tras aquellas palabras contenía una tristeza que comenzaba a desvanecerse.

La presidenta de la Asociación Mixta de Apoyo a Separados y Divorciados Canaletas lleva quince años viendo cómo caras compungidas consiguen encontrar salida dentro de la que fuera la primera agrupación de la provincia dedicada a ayudar a aquellos que estaban a punto de comenzar una nueva vida. Abrió sus puertas el 19 de octubre de 1993 y más de 23 años después acoge a 120 socios entre separados y viudos. «Hemos llegado a ser hasta 280 integrantes pero ahora, con la llegada de nuevas asociaciones destinadas a los más jóvenes hemos reducido bastante nuestro número de socios», asegura la responsable del colectivo que ofrece actividades para combatir la soledad que acompaña a una ruptura amorosa.

De lunes a vienes, exceptuando el cuarto día de la semana las paredes de la agrupación acogen iniciativas tan dispares como clases de sevillanas, coro, cenas de hermandad, tertulias o meriendas. Los fines de semana, las salidas al cine o a bailar y algunas excursiones completan la programación del lugar junto con servicios de asesoramiento legal y ayuda psicológica. «Hay gente que viene muy mal. Sobre todo buscan compañía y amigos con los que salir porque después de la separación se quedan muy solos», asegura Isabel Jiménez.

Por la Asociación Canaletas han pasado personas como Carmen Pérez que volvió a enamorarse, esta vez, de uno de sus compañeros. Llevaba varios años divorciada y su hija consiguió convencerla de que pasara por las instalaciones municipales donde se encuentra el colectivo. «Le conocí el día que fui a apuntarme», dice y parece que sonríe a través de la línea telefónica. «Pasamos un año siendo amigos y luego nos hicimos pareja. Desde entonces han pasado...¿Cuántos años han pasado, niño? 11 años», responde nerviosa.

Pero las agrupaciones como esta no son la única opción que existe después de una separación. Las nuevas tecnológicas de la información y la comunicación parecen haberse apoderado también de este área y existen portales web capaces de reunir a personas con intereses comunes. Dispuestos a plantearse nuevos retos, muchos de los participantes de estos sitios online, escriben en el muro que les sirve de nexo de unión, algunas de sus preferencias. Nadie sabe si tiempo después el teléfono que aparece en esas publicaciones acabaría sonando y dando a esas personas la oportunidad de conocer nuevas amistades que sustituyan a las que perdieron.

En la provincia de Málaga, 2015 se saldó con 3.561 separaciones, 35 casos menos que en el ejercicio anterior. De esas casi 4.000 separaciones, 2.635 fueron de mutuo acuerdo mientras que 926 parejas tuvieron que pasar por el juzgado. La existencia o no de hijos dentro del matrimonio que está a punto de romperse condiciona mucho a la hora de tomar la decisión: se produjeron 1.666 separaciones sin hijos mientras que el número de divorcios con descendientes menores de edad fue de 756. Existe un dato curioso en este sentido y es que las uniones maritales con hijos mayores de edad reducen bastante el porcentaje de nulidades, pue solo se produjeron 73 el pasado año en toda la provincia.

En 2015 se dieron en todo el país un total de 96.562 sentencias de nulidades, separaciones y divorcios, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Dentro de estos miles hay casos extraordinarios por su buen hacer y otros, que no lo son tanto. Cuenta la psicóloga malagueña, Mónica Valverde, que hay momentos en los que se sorprende cuando escucha a los pacientes que se sientan en la mesa frente a ella. «Hubo un caso de un matrimonio que tenía hijos menores de edad. Llegaron a dejar de hablarse y solo se comunicaban a través de una libreta que portaban los pequeños. Fue un caso difícil porque había que construir una relación desde lo más básico que es mantener una conversación».

Al final, siempre se acaba hallando una segunda vida tras la separación. Con nuevos retos y amistades se establecen los pilares de otro momento de la vida que está a punto de comenzar.