La prisión provincial de Alhaurín de la Torre celebró este viernes su vigésimo quinto aniversario con la presencia de numerosas autoridades políticas, policiales, sociales y religiosas en el auditorio Edgar Neville de la Diputación de Málaga. Aunque todos los presentes hicieron discursos elogiosos sobre la trayectoria del presidio, emergió una figura sobre el resto: la de Ángel Herbella, su actual director, el hombre que solventó la avalancha de casi 300 ingresos en 2005 por la macro redada de las estafas nigerianas o que hizo frente a la llegada de famosos presos malayos como Roca o Julián Muñoz. El acto también sirvió para homenajear a una plantilla de casi 400 funcionarios que han demostrado una gran profesionalidad en todos estos años, para calibrar la evolución de la institución penitenciaria y para que el alcalde del municipio, Joaquín Villanova, contase que el pueblo y la prisión hoy viven una luna de miel tras el rechazo radical que suscitó a finales de los ochenta y principios de los noventa su apertura (se inauguró en 1991).

Hubo más claves: muchas felicitaciones al nuevo secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, hasta hace unos días alcalde de Córdoba, y reconocimientos expresos a las organizaciones que trabajan por la reinserción cultural, social y laboral de los internos. De hecho, se proyectó un documental hecho por el director malagueño Enrique García en el que funcionarios, médicos y trabajadores sociales hablan de lo que significa Alhaurín de la Torre. Como dijo uno de ellos, «la prisión tiene mucho espacio para crecer y calidad humana, la perspectiva es buena» y destacó, como muchos de sus compañeros, la especial relación «preso-funcionario» del penal. Allí, como explicó uno de sus colegas, se resuelve todo con una charla y un café. O casi todo.

Especialmente brillante estuvo Villanova, cuyos saludos a los presentes duraron más que el discurso y que demostró que es un tipo con sorna. Desveló, por ejemplo, que él fue uno de los detenidos en una de las manifestaciones contra la apertura del centro, que el municipio nunca concedió la licencia de obra, que fue aprobada por el TSJA por decreto, y que se inauguró sin presencia de autoridades municipales.

Cuando él llegó a la alcaldía en 1996, comenzó el deshielo. «Somos dos instituciones hermanas, que se entienden con solo mirarse, tuvimos el arrojo de acercarnos, es de lo que estoy más orgulloso».

Nieto, por su parte, recordó que la población reclusa se sitúa ahora en las 1.140 personas en 752 celdas y que se siente orgulloso de la labor de los funcionarios. Destacó que hoy la población penitenciaria española ha bajado un 22%, hasta las 51.367 personas, gracias a las sentencias que sustituyen la cárcel por otros castigos o el régimen abierto.

También intervinieron el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, recordando que una cárcel crea empleo y es un motor económico para el municipio, y el alcalde, Francisco de la Torre, quien aclaró que «tenemos que procurar obtener un mayor grado de reinserción social en Málaga».

Durante el documental, algunos funcionarios comentaron lo que supuso trasladar 800 presos en tres días desde la prisión de la Cruz de Humilladero hasta Alhaurín de la Torre, y se sintieron satisfechos de haber aguantado la presión mediática que soporta la prisión. «Estamos preparados para la fama», dijo una trabajadora social (los nombres no se mostraron por seguridad).

El director alabó la profesionalidad de su plantilla, y recordó que la cárcel sustituyó a la anterior, inaugurada en 1936 tras una visita de Victoria Kent en 1931. También ha cambiado el perfil de los presos, según los profesionales, hoy los reos no están asociados a la marginalidad, sino que hay grados universitarios y estudios medios, personas de todos los estratos, y eso se ha notado en la convivencia, así como las actividades socioculturales que se realizan en la cárcel. Nieto, por cierto, recordó que 2.000 internos en todo el país cumplen su pena en unidades terapéuticas y 15.000 en módulos de respeto, 12.000 de ellos trabajando.

En los próximos meses abrirá Archidona, aunque había una crítica implícita a las nuevas cárceles en las reflexiones que los funcionarios dejaron en el corto, centros más impersonales, con menos trato. En Alhaurín, a tenor de los comentarios, no sucederá nunca eso.