Que el aguacate y el mango están de moda ¡es cierto! Los mercados internacionales nos piden más de lo que somos capaces de producir. Los agricultores se esfuerzan en producir más y mejor. El precio es satisfactorio, es decir, se le gana dinero, no mucho, lo suficiente para reinvertir y ahorrar algo. ¡No para hacerse rico, pero sí para vivir! Y frente a todo esto, nos encontramos con que hay un elemento más: la envidia. ¡Resulta increíble que se hable de burbuja! Es como si dijesen: ya caerán...

Los verdaderos motivos por los que estos cultivos de frutas tropicales están teniendo éxito en el mercado son evidentes; y al mismo tiempo muy diferentes entre una fruta y otra, aunque con algunos puntos muy importantes en común.

Empezaré con el aguacate: ¿qué es, fruta o verdura?, según me preguntaba Ferrán Adriá cuando le presentaba el «aguacate Trops». Es una verdura, por su forma y versatilidad en el consumo. Por sus propiedades nutricionales, no obstante, es un superalimento. Tiene de todo, porque de hecho un ser humano podría alimentarse únicamente con aguacate y un poco de limón.

La tendencia actual hacia la vida sana, que implica hábitos saludables como la alimentación y el deporte, es la gran aliada en el gran y creciente consumo per capita de aguacate. El camino lo tenemos hecho, sólo tenemos que tomarlo y sacarle rendimiento. Y dicho todo esto, aquí en España sólo estamos comenzando.

La mayoría de países desarrollados que consumen aguacate triplican nuestro consumo. De esta manera, el potencial es enorme, y así lo demuestra el mercado: ¡No hay producción suficiente para cubrir la demanda! Ni duplicando la producción se saturaría el mercado.

El mango, ¡qué decir del mango! Es una fruta deliciosa, exquisita. El que la prueba se enamora inmediatamente de ella y se arrepiente de no haberla probado antes. ¡Eso sí, tiene que estar bien producida, recolectada y servida! Este último aspecto, lamentablemente, no suele tenerse en cuenta y ha llevado a malas experiencias al consumidor.

Las dos frutas son exquisitas, saludables y aún desconocidas para el gran consumidor no sólo en nuestra provincia. El punto en común es que son tropicales, cuya única zona de producción en Europa está aquí. Por ello tenemos un gran futuro.

Nuestra estructura productiva es de pequeños minifundios. De hecho, la superficie media de las explotaciones es de dos a tres hectáreas, o lo que es lo mismo, explotaciones familiares, donde la agricultura es su único recurso o es un complemento a otras actividades profesionales. Pero no se trata de grandes explotaciones. Algunas hay, pero son minoría. Se trata de un sector sacrificado, profesional, duro, humilde, que ha tenido la valentía y el coraje de buscar alternativas a los cultivos tradicionales, «deficitarios», y las ha encontrado en el subtropical.

Consciente de su reducida dimensión y de las limitaciones en materia de formación, investigación y comercialización que les genera, un gran número de productores han sido capaces de unirse (en estos tiempos es algo digno de admiración) y de organizarse a través de una sociedad agraria de transformación como Trops. Así han logrado tener capacidad empresarial para asegurar la comercialización óptima del 100% de su producción, así como de potenciar su marca en el mercado.

En otros países hay muchas iniciativas para producir aguacate y mango, pero muy pocos tienen lo que nosotros tenemos: clima, tierras apropiadas para su cultivo y cercanía al mercado. Tenemos la gran oportunidad de desarrollar una industria potente, económicamente viable, que genere riqueza y empleo en nuestra comunidad.

Reconocimiento mundial por tener estas condiciones privilegiadas ya lo hemos logrado. Pero aquí es donde el entorno no nos favorece: por ser un sector pequeño la legislación agrícola no nos considera, lo que nos genera situaciones de debilidad frente a la competencia de terceros países.

Hay mercado, hay tierras, hay clima, hay personas que quieren trabajar, frente a una tasa de desempleo muy alta, y hay iniciativa privada. Pero nos falta un elemento fundamental, el agua. Necesitamos la infraestructura hídrica, la capacidad para almacenar el agua cuando llueve, para trasladarla de donde sobra hasta donde falta, porque tiramos gran cantidad de agua al mar sin utilizarla. ¡Parece mentira que no seamos capaces de verlo claro!

La tragedia es que tenemos una gran oportunidad de consolidarnos como líderes del mercado europeo. Sólo necesitamos crecer para apuntalar nuestra posición y que no nos la quiten. El refranero español es sabio al respecto: «Pez que no se mueve, se lo lleva la corriente».

Llevamos muchos años trabajando, produciendo, exportando, generando empleo este es un sector con fuerza. No estamos en una burbuja, es una realidad y todos tenemos que dar lo mejor para llegar a la meta. En definitiva, estamos ante un sector con luces, muchas, y alguna sombra que tenemos que ser capaces de solucionar.

Si no resolvemos esta paradoja, no nos lo perdonaremos nunca. Oportunidades como ésta no se presentan. Y sí, estamos de moda, pero tenemos mucho trabajo por delante. No debemos caer en la autocomplacencia porque los focos nos iluminen.

* Gerente de la cooperativa Trops