El anuncio de la apertura del hotel desató un gran revuelo laboral. Cientos de personas se interesaron por trabajar en el establecimiento. ¿Qué criterio se ha seguido a la hora de seleccionar al personal?

Teníamos muy claro que queríamos contar con apasionados de la hostelería. Difícilmente se puede ofrecer un buen servicio si el encargado de hacerlo no cree en eso ni en la profesión. Queríamos personas que sintieran pasión por el Miramar, por lo que significa, y que, además, conjugaran ese interés con experiencia en establecimientos de alta categoría y, por supuesto, con dominio de idiomas. Esos eran los tres grandes requisitos.

¿Cuál será la política laboral de la empresa ? ¿Están de acuerdo con el presidente de AC Hoteles, Jesús Catalán, y su rechazo expreso a la externalización de servicios y la precariedad de las camareras de piso?

Un hotel de esta categoría debe ofrecer lo mejor a los clientes y eso no es posible hacerlo cuando el trabajador no está contento. No estoy ni a favor ni en contra de la opinión de Catalán, pero tenemos claro que lo más importante es que los empleados estén satisfechos. Nuestra política no es la de externalizar servicios. Hoteles Santos se distingue por haber logrado que buena parte de su plantilla permanezca hasta el final de su vida laboral en la empresa. Muchos compañeros se han jubilado aquí. Y eso es un orgullo, más si cabe en la hostelería, que es un trabajo muy duro. Nuestra apuesta es defender al personal, tanto a nivel retributivo como con el respeto escrupuloso a sus derechos. Y le doy un dato: en esta empresa no ha habido nunca un ERE. Y son muchas décadas de trabajo.

¿Le preocupa la estacionalidad? ¿Confía en que la caída durante los inviernos no sea muy brusca?

Málaga es uno de los destinos menos estacionales de su entorno. Existen, sin embargo, tres meses que son más flojos y la tarea de todos es afrontarlos de la mejor manera posible. Me consta que se están haciendo esfuerzos para buscar soluciones. La receta del hotel tiene que ser adaptarse a la realidad, pero sin sacrificar recursos. No se puede bajar la guardia a la hora de dar servicios. Curiosamente, en su anterior etapa, el Miramar era un hotel de invierno. Ahora el turista es otro, pero contamos con estímulos para esa época, otro tipo de mercados, incentivos económicos.