­Pocos son los niños malagueños, de muchas generaciones, que no tienen una foto a lomos del Burrito Platero del Parque. Desde el año 68, un sinfín de piernas han abrazado a la escultura del emblemático animal y, aunque su estructura fuera fuerte, el desgaste era visible.

Por eso, la empresa malagueña Quibla Restaura, con la colaboración de la granadina Fundición Moliné Segovia SL, se ha encargado de poner a punto esta obra de Jaime Pimentel (también autor del Cenachero y el Biznaguero) para que, de nuevo, esté disponible para inmortalizarse junto a los niños.

Francis Zambrana, el encargado del proceso, cuenta a este periódico que el desgaste que estaba sufriendo la escultura le estaba produciendo un adelgazamiento bastante considerable.

Además, las orejas y las crines de Platero tenían grietas y agujeros que podían resultar peligrosos, ya que podría herir a alguien si acababa por desprenderse, más aun teniendo en cuenta que es normal que los niños se suban encima y jueguen con él.

Durante algo más de una semana la estatua ha tenido que abandonar su lugar habitual para su arreglo porque no podía hacerse en su ubicación, ya que no era seguro utilizar materiales peligrosos en una zona destinada al público infantil.

Proceso

En concreto, la restauración ha consistido en soldaduras a las zonas agrietadas y la renovación de la pátina (el color aceitunado que adquiere el bronce al oxidarse).

Aunque el color vuelva a desgastarse, Zambrana asegura que el arreglo mantendrá la escultura como nueva durante bastante tiempo.

La empresa se ha encargado durante este año, contratada por el Ayuntamiento de la capital, de reformar 21 esculturas del Centro Histórico de Málaga que sufren problemas similares o necesitaban algún tipo de mantenimiento a la del Burrito Platero, como la de Hans Christian Andersen en la plaza de la Marina, la de Picasso del la plaza de la Merced o la fuente de Diana de calle Granados.

Además, han sido responsables de colocar placas identificativas en varias de ellas.