Queda mucho por hacer. Tanto que, ni siquiera investigadores y especialistas, son capaces de delimitar el contenido de la que es considerada como una de las colonias fenicias más ricas y mejor conservadas del Mediterráneo. De lo único que existe certidumbre es de su valor, inferido, incluso, cuando todo estaba soterrado. Cuenta el arqueólogo Juan Manuel Muñoz Gambero, artífice del hallazgo, que en el mismo momento en el que recibió una pieza, con incrustaciones negras y rojas, de mano de uno de los estudiantes de su grupo, supo que en el paraje se encontraba un yacimiento de riqueza incalculable. El instinto no le falló y las expediciones posteriores llevadas a cabo por él y por profesionales como la doctora María Eugenia Aubet, de la Pompeu Fabra, Eduardo Delgado y los propios García Alfonso y Javier Noriega, entre otros, confirmaron e, incluso, agigantaron las expectativas iniciales. En 1998 la Junta de Andalucía amplió la protección del conjunto al declararlo Bien de Interés Cultural. La apertura del Museo de Bellas Artes y Arqueológico de Málaga, que tendrá lugar el próximo 12 de diciembre, lleva implícita un regreso de la mirada a puntos como el Cerro del Villar y su entorno, todo un centro potencial de exhibición y de descubrimiento de la historia.