­Aunque es una práctica bastante generalizada en los países occidentales, la venta de productos de segunda mano llegó a Málaga casi por necesidad. Ya existían algunas tiendas y comercios dedicados a esta actividad pero la crisis económica provocó que muchos decidieran lanzarse a abrir un local de letras fosforitas donde se podía leer «Compro Oro» o que emplearan su negocio para acoger viejos muebles y productos que luego otros comprarán a un precio mucho más reducido. Cerca de las 11 de la mañana al rastro de la asociación Betel situado en Avenida Barcelona llega una furgoneta de la que bajan varias mesas y una estantería. Mientras cargan el mobiliario para dejarlo en el pequeño local, Paco Moreno y Miguel confiesan que son muchos los que deciden decorar sus casas con muebles de segunda mano. «Vienen caseros que acogen en sus pisos a estudiantes, personas que quieren decorar su piso y no tienen muchos recursos o, incluso gente con dinero que vienen preguntando por antigüedades», dicen y comentan que más de una vez han vendido un producto a un precio más bajo del que le correspondía. «Luego nos hemos enterado que el objeto tenía mucho más valor», aseguran.

Aunque desde la organización, que lleva más de una veintena de años funcionando en la provincia, no ofrecen ningún tipo de compensación económica a aquellos que entregan sus muebles, son muchos los malagueños que deciden deshacerse de algunos objetos personales. «Hay gente que nos dice que el mueble perteneció a su familia pero se ven obligados a tirarlo», aseveran. Mientras, los compradores piden más descuentos: «Aunque sean productos de segunda mano quieren calidad y un precio mucho más bajo», comenta Paco Moreno. Como el Rastro Betel existen cientos de negocios en la provincia, unos; vinculados a asociaciones como Cudeca y otros como La Gran Oportunidad o la tienda Flamingos donde la ropa de segunda mano se compra al kilo.

Muy cerca del local, en la calle Martínez Maldonado, luce el letrero amarillo de la tienda MrGold. Susana Guzmán lleva 5 años detrás de un mostrador donde ha escuchado miles de historias y ha tasado joyas y objetos antiguos de gran valor monetario. «Acaba de salir una chica del local que ha venido a vender algunas cosas para pagar la luz», dice. Guzmán asegura que están comprando menos productos que antes «pero creo que no es porque estemos mejor económicamente sino porque la gente espera al momento adecuado», asegura refiriéndose al día en el que no les quede más remedio que vender algunos objetos personales para obtener ingresos. «El mes de noviembre siempre ha sido malo para nosotros aunque este está siendo bastante peor que otros años», comenta Susana que ha visto pasar por su establecimiento a jóvenes padres de familia desesperados. «Aquí se escuchan muchas historias. Yo he llegado a dar dinero propio a muchos clientes», sentencia.

La calle Carretería llegó a estar plagada de letreros de compra-venta de oro hace unos años. Sus veteranas tiendas dejaron paso a los negocios de la crisis que aunque han ido desapareciendo, provocando el resurgir de la histórica calzada, siguen existiendo. «La competencia es feroz», asegura Carolina Romero que regenta uno de los llamativos locales. Hoy, a esta rivalidad se suman plataformas digitales como Amazon que cada vez captan más adeptos.

Venta online

Las plataformas digitales suman consumidores

A la rivalidad de precios en las tiendas de segunda mano se suma el poder que ejercen a día de hoy plataformas digitales como Amazon, Ebay o Segundamano.es que siguen captando el interés de gran parte de los malagueños. A través de estas webs es posible poner a la venta objetos desde un dispositivo móvil o de adquirir productos con tan solo un clic. La venta online suma consumidores mientras que los locales presenciales notan las tendencias del mercado.

Compro oro

Baja la compra y sube la venta de objetos

En Río Compro Oro se venden joyas o cuadros, entre otros muchos objetos. La gerente, Carolina Romero comenta que «han subido las ventas de oro. La gente tiene más dinero», aunque sostiene que la compra por parte del establecimiento de joyas u objetos de segunda mano ha descendido considerablemente. Los malagueños recorren la Calle Carretería, donde la competencia entre este tipo de negocios es feroz. «Cada uno se hace con sus clientes aunque hay que luchar mucho».

Antigüedades

A las familias les cuesta dejar sus objetos

A la hora de poner a la venta objetos antiguos y de gran valor sentimental, los malagueños se lo piensan dos veces. Desde tiendas como Rastro Betel aseguran que a muchos les cuesta deshacerse de muebles que pertenecieron a sus familiares. «Nos dicen que le entreguemos el objeto a una familia que lo vaya a cuidar», comentan. El mercado de segunda mano sigue captando adeptos en la provincia que, por necesidad o por gusto, deciden vender o comprar piezas con historia.