La creación de áreas de inundación preferente para evitar daños en zonas urbanizadas es una de las cincuenta medidas preventivas frente a las inundaciones que recoge un libro, actualmente en proceso de edición, de Antonio Gallegos, doctor en Geografía de la Universidad de Málaga.

Gallegos ha explicado hoy en un comunicado que, "una vez que se asume que es imprescindible que el caudal de los ríos desborde para dar salida al caudal y energía excedentes, es mejor favorecer estas zonas con áreas de inundación controlada, antes que dejar que se produzcan en zonas urbanizadas".

Ha lamentado que, después de las inundaciones registradas en la provincia de Málaga, se compruebe que "aún en el siglo XXI se sigue usando un sistema de actuación post-catástrofe, en lugar de actuar de manera preventiva".

Este libro sobre riesgos naturales en regiones mediterráneas propone la realización de un plan específico de prevención de inundaciones en los municipios del litoral malagueño y en los del valle del Guadalhorce.

Otra medida importante sería informar a la población de las zonas con riesgo de inundación, ya que las áreas inundables de un municipio "no debe ser una información que se quede en el cajón del alcalde o del concejal de urbanismo, sino que hay que informar a los ciudadanos, y expresamente a los potencialmente afectados", según Gallegos.

De igual modo, advierte de que se deberían revisar periódicamente los estudios de inundabilidad, pues los territorios van cambiando con el tiempo, y el comportamiento de los riesgos naturales también.

También se deben evitar entubamientos de ríos y arroyos, que se deben sustituir por puentes con una altura suficiente no sólo para el agua, sino también para los residuos sólidos que arrastran.

Este experto rechaza además las canalizaciones de ríos y arroyos, que "modifican la dinámica hidráulica normal del río, aumentando la velocidad y la peligrosidad en otras zonas distintas a donde se realiza el encauzamiento".

Otras medidas serían reforestar las cabeceras de las cuencas hidrográficas, reclasificar suelos cuando sea imprescindible, establecer pólizas de seguro específicas o incluir porcentajes mínimos de superficie no impermeabilizada en los nuevos desarrollos urbanísticos. EFE