Susana Díaz aguarda una demostración de poder orgánico para este fin de semana. En el transcurso de una agenda marcada en clave interna que arrancará el viernes con un acto conjunto con el expresidente del socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, la presidenta de la Junta de Andalucía llegará el sábado a Málaga para presidir una cumbre socialista en el Palacio de Congresos. Bajo el título de "Los retos de la socialdemocracia", numerosos cargos del partido de todos los niveles debatirán sobre métodos y herramientas para revitalizar a una maltrecha socialdemocracia que pierde fuelle en toda Europa.

Más allá de confrontaciones ideológicas, parece claro que la presencia de Díaz en Málaga busca establecer la correlación de fuerzas y mandar un mensaje: el poder orgánico está de mí lado. La coincidencia con Zapatero en un acto que se prevé multitudinario, y que cuenta con el trasfondo de conmemorar el décima aniversario de la Ley de dependencia tampoco resulta insustancial. Además del baño de masas, Díaz se podrá proyectar como abanderada de las políticas sociales y como garante de políticas de izquierdas. Nadie duda ya de que la capacidad de arrastre que ha mostrado Pedro Sánchez en los últimos días, con actos en Asturias y otro proyectado en Valencia, han llevado al partido a acelarar los pasos.

De cara a su futura candidatura para liderar el PSOE, Díaz necesita alcanzar la misma aceptación que ya tiene a nivel orgánico entre la militancia. En Málaga se espera un Palacio de Congreso lleno de adhesiones y personas cercanas a la dirección provincial para corresponder con la misión de ir sumando apoyos de cara una hipotética confrontación con Pedro Sánchez.