­La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, continúa con su intensa agenda política y mediática preparatoria para su presumible candidatura a la secretaría general del PSOE. Si el pasado viernes protagonizaba un multitudinario acto en Jaén junto al expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para conmemorar los diez años de la Ley de Dependencia, ayer sábado volvió a acaparar los focos asistiendo en Málaga a un acto del Comité del Mediterráneo de la Internacional Socialista y a un foro de las Juventudes Socialistas con los que. No toca todavía pronunciarse abiertamente sobre el futuro, así que a su llegada se limitó a señalar a los periodistas que «ahora mismo» esta «centrada en los problemas de los andaluces». No obstante, dejó caer que «evidentemente» los socialistas de la comunidad «siempre ayudaremos a que el partido se levante lo antes posible, que es lo que España necesita».

Ya durante sus intervenciones oficiales, y arropada por muchos cargos institucionales del PSOE andaluz y malagueños y por más de 200 jóvenes del partido llegados de toda España, Díaz reivindicó por un lado el papel de la socialdemocracia para resolver los problemas de este tiempo frente a las políticas de «austeridad» aplicadas por la derecha y, por otro, se dedicó a postular al PSOE como un partido que quiere ser «útil» porque «está en su ADN, que tiene «historia y una hoja de servicio puesta siempre en circulación para mejorar las condiciones de vida de los españoles» y «que no se conforma con lo hecho».

Díaz recordó a los presentes que son una formación «grande», «con valores» y «reformista» y les reclamó que recuerden las mejores cosas realizadas por el partido cuando ha estado al frente del Gobierno con el ánimo de poder «actualizarlas» a una realidad que considera «distinta» y a la que deben adaptarse con «la sensibilidad de lo que pasa ahora». La presidenta reconoció que «hay que tener humildad para reconocer los errores» pero también pidió de vez en cuando sacar algo de pecho para destacar también «el legado y los aciertos». Y aunque destacó que el partido «ha hecho mucho por este país», admitió que necesitan también actualmente la «fortaleza» que supone contar con el apoyo de «mucha gente que sabe que a través de su voto al PSOE le cambia la vida».

La secretaria general del PSOE andaluz aseguró que los socialistas no pueden permitirse quedarse en las protestas ni «en las pancartas», sino que desean «estar en las soluciones». «Hay otros que han ido galopando a lomos del cabreo, del desencanto, del enfado y la indignación de la gente», comentó Díaz, que lanzó durante su intervención ante los jóvenes numerosos dardos a un Podemos al que nunca citó por su nombre. Cuando recordó los logros del PSOE «en el 82, en el 86, en 1990, 2004, 2008» dijo que «otros no lo pueden hacer, tienen que venir a defender lo que nosotros hemos construido».

Por una política «útil»

La presidenta sí admitió durante el foro «Los retos de la socialdemocracia», organizado por Juventudes Socialistas de Andalucía, que la socialdemocracia «no ha levantado suficientemente la voz» durante los años de crisis y de políticas de austeridad, perdiendo además «muchísimo terreno» en debates «simplistas».

Díaz, que estuvo acompañada por los consejeros José Sánchez Maldonado, Adelaida de la Calle y Antonio Ramírez Arellano, el secretario general del PSOE de Málaga, Miguel Ángel Heredia o el secretario de Política Institucional del PSOE andaluz, Francisco Conejo, reiteró que el socialismo «no es la suma de cabreos e indignación».

«Ponerse de acuerdo para protestar es facilísimo, pero ponerse de acuerdo en la solución y en la propuesta para mejorar es mucho más complicado», dijo. Frente a los que «se conforman con ser un movimiento», la presidenta andaluz postuló a un PSOE que quieren estar implicado en la «política útil» y que necesita «liderar con claridad cuál es nuestro mensaje y hacernos oír, buscar un espacio propio, que lo hay».

En su mensaje a los jóvenes, afirmó que la educación pública es «el ascensor social» y aseguró que ahora toca «darle a otro botón más, el de extender la educación pública y gratuita a la universidad», lo que ya hacen otros países. También lamentó que se haya vuelto a los niveles macroeconómicos de riqueza de antes de la crisis pero que, en cambio, los trabajadores «cobren muchísimo menos». A las Juventudes Socialistas les agradeció que «de vez en cuando sacudan el partido para que no se distraiga, y eso viene muy bien».

En cuanto al Comité del Mediterráneo de la Internacional Socialista, Díaz instó en la alocución a «aprender de lo que nos ha pasado colectivamente» para «modernizar nuestros partidos si queremos seguir siendo lo que somos, útiles a los ciudadanos, a nuestros países y en el mundo».

«Sabemos que es lo bueno que hemos hecho y cómo podemos poner luces largas al futuro, pero no hay que olvidar que ser socialistas es mucho más que pensar en nosotros mismos. Somos internacionalistas. Tenemos que defender la paz mundial y el bienestar global. Si a los ciudadanos no les va bien en cualquier lugar del mundo el socialismo todavía no está a la altura, no está dando la talla», afirmó recordando el drama de los refugiados y las personas que mueren al tratar de cruzar el Mediterráneo.