Ya tienen, oficialmente, un local municipal de unos 70 metros cuadrados en la calle Poeta Concha Méndez, junto al local vecinal, que emplearán para almacén con el fin de formar parte de la nueva red social de economatos que pondrá en marcha el Ayuntamiento. Entrar en esta red le supondrá a la asociación de vecinos de Lagunillas, que desde hace once años se dedica en exclusiva a repartir alimentos, el abandonar la precariedad, porque recibiría 20.000 euros anuales para alimentos, que contrastan con los 8.000 que recibe en la actualidad del Consistorio, y que apenas le llega para alimentar, cada semana, a 535 familias.

«Aquí no solo comen Lagunillas y la Cruz Verde, sino todo el Distrito Centro», señala Curro López, presidente de la asociación de vecinos.

La asociación, que completa los alimentos de lo que recibe de la Junta de Andalucía, a través de Bancosol, y de la Cruz Roja, se encuentra ahora con un aprieto: no tiene dinero para acondicionar el local recién cedido, por lo que no podrían tener a punto el economato.

«Entre enfoscar y ensolar calculo que costaría unos 4.000 euros», estima Curro López. El presidente vecinal señala que la asociación no pidió una ayuda para arreglar el local, una posibilidad que le ofrecía el Ayuntamiento. «No se nos informó, pasó el plazo y nos hemos quedado fuera». Curro López apunta también que «el primer culpable quizás sea yo, pero no soy un presidente que va a un despachito, no tengo despacho ni un sitio donde sentarme, me levanto a las 4 de la mañana para ir a buscar tomates y pimientos a Mercamálaga», indica. La asociación reparte cada semana cinco toneladas de fruta y verdura, además de alimentos no perecederos.

Por este motivo, el pasado miércoles Curro López se reunió con el alcalde para solicitarle ayuda. «Estamos hablando de 4.000 euros cuando sólo en bombillas de Navidad hay 500.000 euros», señala. El presidente vecinal precisa que la asociación nunca ha admitido dinero en metálico, tampoco en este caso. «No tenemos nada, no queremos nada. Sólo queremos que nos ayuden. Si hay alguna empresa que nos puede aportar albañiles, comprar cemento, si hay que hacer de peones, haremos de peones», subraya.

En este sentido, el presidente de la asociación recuerda que en el reparto de alimentos trabajan a destajo unos 25 voluntarios, todos en paro.

Hijos de mujeres maltratadas. La llegada del economato, cuenta Curro López, supondría «el cola cao para los niños, café, chacinas y carne congelada, un montón de cosas que la gente no tiene ahora». Cuando de higos a brevas llega comida de este tipo, sobre todo si es infantil, suele destinarse a los hijos de mujeres maltratadas en pisos de acogida.

«Necesitamos ese economato en el barrio», subraya el presidente. El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, confirmó ayer que el Ayuntamiento trata de encontrar alguna empresa «que ofrezca ayudarles en las obras de adaptación del local». Por su parte la directora de Derechos Sociales, Ruth Sarabia, explicó que informó a la asociación de la posibilidad de acceder a una ayuda para adecuar el local que, finalmente, no pidió.

En todo caso, Ruth Sarabia también subrayó que está tratando de localizar empresas que puedan arreglar el local de la asociación «dentro de la responsabilidad social corporativa».