Mientras tanto, Málaga se protege con unos macetones tras el atentado de Berlín. Así somos nosotros, tras las flores. Ahora hay que seguir de cerca un nuevo secuestro, en este caso de los talibanes afganos, el de un colaborador español de Cruz Roja, sobre el que Soraya nos vuelve a pedir silencio, de nuevo, para esta otra negociación. Ya saben. Pasa como con los montañeros que se adentran por riscos no recomendables y hay que ir a buscarlos, y eso cuesta dinero público. Quien no sé si volverá es Luciano Alonso, que renuncia a su acta de diputado andaluz en un gesto que le honra, ya veremos en su juicio qué le deparan esas contrataciones flamencas y cinematográficas fantasmas. Todo un mundo que se derrumba. Quienes sí han vuelto son Samuel Perea y Pepe Cobos, que regresan de Jerusalén con su Cocina por la Paz. Pero entre tanto, Bernad, de Manos Limpias, sale de prisión y el malagueño Luis Pineda se queda entre rejas viéndolo alejarse. Aunque el gran debate nacional es si Montoro ha formalizado ya su ingreso en el PSOE tras sus sobradas muestras de voracidad. Saturno devorando a un hijo, podría titularse el reportaje sobre el fisco, pidiéndole permiso a Goya, claro. Yo creo que eso es lo que pone malo a Aznar y le ha llevado a dimitir. FAES ya no está vinculada al partido y también es verdad que ahora podrá recibir donaciones sin tanta burocracia pero el alejamiento de José María del partido de Mariano, porque es de Mariano, no se olvide, de cualquier sombra liberal es manifiesta, ahora también frena la desaparición de tanto aforamiento, pero oiga. Me alegro, eso sí, de que Lourdes García sea la primera magistrada en presidir la Audiencia Provincial de Málaga, ganándole por un solo voto a su rival. En cualquier caso, Iglesias le gana, también por la mínima, a Errejón, y unos días antes los afines al Gengis Khan se permitían hablar de los que «sobran», qué miedo viniendo de éstos.

Y no me ha pasado desapercibida la muerte del empresario Judah Binstock, el mayor propietario de suelos urbanizables de Marbella. Fue un accidente doméstico en su casa de La Magnolia. Británico, de 88 años, su mujer Jesie es quien lleva los negocios desde hace tiempo. Sabía mucho de la moción de censura aquella contra Julián Muñoz. Más me gustaba Marjorie Grice-Hutchinson, fallecida hace diez años, hispanista británica con quien hablaba de Fray Luis de León en el Antonio Martín de la época. Su obra Un cortijo en Málaga refleja certeramente la España de los cincuenta.

Pero no nos engañemos, lo que habría que hacer aquí es lo que hizo William Christie el otro día en Madrid, «el del móvil, ¡fuera!», en su interpretación de Händel ante otro caso de «atentado» telefónico durante un concierto. Quien nos ha dejado, y descanse en paz, es José María Requena, mítico profesor de Económicas, discípulo de aquel presidente del Tribunal de Cuentas de finales de los ochenta, José María Fernández Pirla, en los últimos años estaba en la Asociación de Profesores Jubilados de la UMA, que preside mi amigo Ricardo Hernández. Pero para historias tristes la de los tres niños de Palma que vivieron varios días con el cadáver de su madre, hasta que uno de ellos se atrevió a buscar ayuda en un jardinero de un parque cercano diciéndole que su mamá no se levantaba de la cama. Me recuerda aquella otra de aquí, de Málaga, de una pequeña, a la que abandonaba su madre, prostituta, durante días, y ella hacía la casa, salía a comprar algo de comida e iba y venía sola del colegio. Pero estas vidas no tienen quien las escriba. Guillermo Cabrera Infante, cubano en el exilio hasta que le llegó la Parca, sí dio a la luz Tres tristes tigres pero no podía saber que la vieja Europa se apresuraría ahora a levantar la Posición Común sobre la isla, aunque nada haya cambiado tras la muerte del feroz comandante en jefe, así le va al Viejo Continente, aquejado de ese incurable alzheimer de la historia. Francisco Acuña, de principios del XIX, escribía en parecida dirección:

De que es un ingrato sois testigos,pero ese odio que me tienequisiera saber de dónde viene,si sólo le hice bien cuando aún amigos.¿Será que siempre el mal se olvida,mas ¡ay! que el bien, nunca se perdonaen esta vida?