­Unicaja Banco ha cerrado en 2016 un capítulo de 30 años con Braulio Medel al frente (cinco de ellos en la antigua Caja de Ahorros de Ronda) y ha abierto uno nuevo que está capitaneado por Manuel Azuaga como nuevo presidente de la entidad. El adiós de Medel se anunció el pasado 18 de marzo, en cumplimiento de las exigencias de la Ley de Cajas de Ahorro y Fundaciones Bancarias, que impide desde el 30 de junio simultanear cargos en un banco y en su correspondiente fundación bancaria. En su caso, Medel optó por abandonar el banco y permanecer como presidente de la Fundación Bancaria Unicaja, actualmente propietaria del 86,7% de las acciones de la entidad, aunque no formalizó su renuncia hasta el 29 de junio, apurando hasta el último día el plazo que le daba la ley.

Su relevo al frente de Unicaja Banco fue el esperado: Manuel Azuaga, su mano derecha y hombre de confianza en el consejo. Azuaga cuenta con 43 años de experiencia en el sector financiero, ingresó en Unicaja cuando se constituyó en 1991, procedente de la antigua caja de ahorros de Antequera, y ha sido también presidente-director general del ente público de aeropuertos Aena entre 2004 y 2008 en la etapa de Magdalena Álvarez como ministra de Fomento. Hace ocho años volvió a Unicaja como director de la división de Participadas. En 2010 fue nombrado director general y en 2013 consejero delegado, siendo el encargado de pilotar el proceso de integración del Banco Ceiss, que culminó en 2014 con su incorporación a Unicaja como filial.

Con el nombramiento de Azuaga, la apuesta de consejo es de continuidad en la gestión, aunque el relevo de Medel fue acompañado también por el nombramiento un mes después de Enrique Sánchez del Villar como nuevo consejero delegado, dentro del nuevo modelo de buenas prácticas de gobierno corporativo que se está pidiendo a todas las entidades.

Unicaja, que a mitad de este mes diciembre vendió un 0,51% de Iberdrola por 192,4 millones de euros, afronta ahora un inicio de 2017 en el que debe encontrar el momento adecuado para cumplir con su compromiso de salir a Bolsa. Inicialmente, los planes eran que el salto al parqué se produjera en este 2016, pero Unicaja constató que la coyuntura, lastrada por las incertidumbres económicas y políticas, no era la oportuna ya que imposibilitaba alcanzar un precio adecuado por las acciones que se emitieran.

El compromiso de Unicaja para salir a Bolsa responde, por un lado, a la necesidad de recabar fondos para afrontar la devolución al FROB de los 604 millones inyectados a Ceiss en forma de bonos contingentes convertibles (cocos) -lo tiene que ir realizando a lo largo de 2017- y, por otro, para cumplir con los pequeños inversores de la antigua Caja España-Duero que acabaron como accionistas de Unicaja tras el canje de bonos que permitió comprar Banco Ceiss.