«Hay filtraciones de agua cada vez que llueve, el día que esté en marcha el ascensor...». «Ese día le das a los botones y te quedas electrocutado», comenta Francisco Vigo, presidente de la asociación de vecinos Palma-Palmilla, que completa la frase de Mari Carmen Domínguez, que tiene a su madre en uno de los ocho bloques de la segunda fase de rehabilitación de La Palma-Palmilla, en concreto en La Palmilla.

Su madre, Dolores Ruiz, cuenta que le cuesta mucho subir y bajar las escaleras, porque vive en un cuarto piso, «así que yo ya me subo al mediodía y ya no bajo hasta mañana».

Pese a que Dolores vio como las obras de rehabilitación en su bloque terminaban en marzo de este año, el ascensor, con el que por fin cuentan los vecinos, no está en funcionamiento todavía, «aunque desde que se hizo, los vecinos pagan 20 euros como si estuviera en marcha.. y no lo está», apunta Mari Carmen Domínguez.

El del ascensor es una de las quejas que comparten los vecinos de los ocho bloques rehabilitados en los últimos dos años, obras costeadas por el Ayuntamiento en un 90 por ciento, mientras que los vecinos han pagado el 10 por ciento restante. Las obras también incluyeron la mejora de la instalación eléctrica en zonas comunes, fontanería, nuevos contadores, saneamiento, reparación de las cubiertas, pintura en zonas comunes y escaleras, portero electrónico y buzones y solería en el portal y zonas comunes.

Para Francisco García Vigo, presidente de la asociación de vecinos Palma-Palmilla, «aquí han ido a hacer una cosa rápida y mal». El presidente recuerda que en los ocho bloques «hay porteros que no funcionan, filtraciones de agua y si el problema de estos bloques ha sido la estanqueidad del agua, resulta que en los corredores sólo han puesto cristalera por un lado, así que el agua entra dentro por el otro lado».

«Tenemos que bajar las escaleras con el paraguas», explica Dolores Ruiz. A este respecto, el presidente vecinal recuerda que en Portada Alta, unos bloques muy parecidos, «sí pusieron cristalera en los dos lados,¿ por qué aquí no se ha hecho lo mismo?», se pregunta.

En el bloque de La Palmilla, detalla Mari Carmen Domínguez, se han olvidado de poner cerradura en el armario de contadores de la luz y no funciona la puerta, aparte de que hay filtraciones de agua en el ascensor y en los nuevos cristales.

La Opinión visita un segundo bloque, en la barriada 26 de febrero, en el que los problemas son casi idénticos. «En el bloque hay una mujer que lleva siete u ocho meses sin bajar a la calle porque está enferma. No sé para qué han puesto ascensor», lamenta Purificación Salinas, una vecina, que señala que el porterillo no funciona.

Otra vecina recuerda que los vecinos pagaron 7.775 euros por las obras. «Aquí se pasan la pelota unos a otros y nadie hace nada. El telefonillo se escacharró porque metieron los cables por abajo y se lo comieron las ratas, sacaron los cables rotos, los pusieron nuevos y se ha vuelto a escacharrar y el agua se cuela por los cristales y se escucha caer dentro del ascensor», resume. A su lado, un vecino cuenta que, desde que terminaron las obras, «me entran bichos por la bañera, algo que no había pasado antes».

El presidente de la asociación de vecinos ha reclamado al Ayuntamiento que dé respuesta a los vecinos. El concejal del distrito, Francisco Pomares, respondió ayer que falta el permiso de Industria para dar de alta los ascensores y que mientras tanto el Ayuntamiento no recepcionará las obras. El concejal indicó también que comprobará el resto de las quejas.