A pesar de que la situación macroeconómica continuó dando signos de mejora en este recién concluido 2016, los salarios de los trabajadores malagueños han permanecido un año más muy restringidos en el ámbito de la negociación colectiva. El contexto de crisis continúa minimizando la evolución de los sueldos, que cerraron el pasado año con un aumento medio de tan sólo el 0,98% en los convenios colectivos sectoriales y de empresas, según datos provisionales del sindicato CCOO tomados del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL). El indicador, denominado Incremento Salarial Ponderado (ISP), se mantiene de esta forma en niveles ciertamente mínimos, aunque sí mejora ligeramente las cifras registradas en los tres ejercicios precedentes: en 2013 se contabilizó un 0,67%, en 2014 se bajó al suelo histórico del 0,63% y en 2015 se firmó un 0,79%.

La subida salarial media pactada en los diferentes convenios en este 2016 se sitúa así como la cuarta más baja en la provincia de Málaga desde el arranque de la actual estadística comparable, que data de 1998. Y pese a la mejora general de la economía, sigue por debajo los porcentajes de casi el 1,5% registrados durante los primeros ejercicios de la recesión y a gran distancia de las subidas de entre el 3% y el 4% que empresas y trabajadores vinieron pactando hasta antes de que se estallara la crisis.

El secretario de Acción Sindical de CCOO en Málaga, José Martín Anaya, critica la actitud de los empresarios por no acceder a que los trabajadores empiecen a recuperar algo del poder adquisitivo perdido desde 2008 (alrededor de un 30%, según los cálculos de este sindicato) ahora que la coyuntura muestra signos de reactivación. «Los salarios son los primeros en caer cuando llega una recesión y son los últimos en recuperarse cuando empieza a volver la bonanza», lamenta el sindicalista, que considera que, a este paso, será «dificilísimo, por no decir imposible» regresar a los niveles salariales de antaño. El tema cobra más importancia ahora que los precios empiezan de nuevo a subir tras años de inflación muy contenida o directamente cero (el IPC ha cerrado 2016 con una subida del 1,6%).

Durante el pasado año se firmaron en Málaga los convenios sectoriales de comercio (que engloba a más de 60.000 trabajadores y 800 empresas), construcción (más de 30.000 empleados y 11.000 empresas), actividades agropecuarias (19.800 y 2.500 respectivamente), limpieza de edificios y locales (10.000 y 250), oficinas y despachos (10.000 y 1.500), clínicas dentales (3.000 y 120) y limpieza de aviones (110 y 2). En total, estos convenios de sector reúnen a casi 133.000 trabajadores y más de 23.000 firmas. Por otro lado, se firmaron 18 convenios de empresas (en este caso no se puede determinar el número de trabajadores afectados). En el cálculo anual del ISP también se incluyen los convenios, tanto de sector como de empresa, que se actualizan de forma automática, sin necesidad de formalizar la revisión.

El ISP ofrece una media de la subida pactada en la provincia a lo largo del año, por lo que puede darse el caso de convenios que hayan estipulado una subida superior frente a otros donde el sueldo ha quedado prácticamente congelado. Los convenios de sector registraron una subida media del 1,01% mientras que los de empresas se quedaron en el 0,4%, según los datos de CCOO.

El sindicato recuerda que también hay casos de empresas donde en realidad el salario real ha podido bajar, debido a que algunas firmas, amparadas en la reforma laboral, se descuelgan de los convenios para imponer rebajas de sueldo a sus plantillas o disminuciones forzosas de jornada alegando malas circunstancias económicas. Eso por no mencionar a las que directamente deciden inaplicar el convenio del sector, imponiendo a los empleados sus condiciones bajo amenaza de, por ejemplo, recurrir a despidos. CCOO afirma que esta práctica está muy extendida especialmente en negocios de pequeño tamaño donde prácticamente no existe representación sindical.

Martín Anaya lamenta toda esta situación en un contexto laboral dominado, según afirma, por la precariedad laboral y por sueldos que, en algunos casos, apenas superan en realidad el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). «Mención aparte son las jornadas reales que realizan muchos trabajadores. No se respetan las horas de descanso entre turnos ni los días de descanso semanales. No se computan los festivos ni se pagan las horas reales realizadas, ni como horas extraordinarias ni como complementarias», comenta.