En el enjambre de señales turísticas de este rincón de la calle Granada con la calle Ángel encontramos una plaza de la Constitución que no se corresponde con la de la realidad, pues aunque se trata de una plaza en la que no falta ni el acento, sí que se encuentra extraviada la primera de las enes. Y como muchos intuyen, que la palabra Constitución conserve las dos enes es más que necesario para el mantenimiento del orden constitucional, pues si no sería un orden costitucional y de ahí al derecho a decidir de las regiones más ricas o cualquier otro deseo reaccionario solo hay un paso.