Aunque es positivo que los padres se impliquen en la educación de los más pequeños y empleen nuevas tecnologías como Whatsapp para ello, para la psicóloga Chus Bravo podría ser un arma de doble filo. «Hay una parte que es positiva porque el Whatsapp permite compartir información. Antes las madres se quedaban hablando y ahora con las prisas no se puede. Sin embargo, como todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías, se hace un mal uso», explica Bravo que afirma que el hecho de recibir mensajes constantemente podría generar ansiedad a los progenitores. Además muchos de estos padres podrían emplear estos grupos con el objetivo de ejercer como agenda de los menores. «Para que los hijos sean responsables es necesario darles esa confianza y que sean ellos que se ocupen de sus cosas. Si tienen algún problema hay que darles las herramientas necesarias para que sean capaces de resolverlo por sí mismos, de otra forma, los menores se volverán incapaces en un futuro», dice.