El pasado 25 de enero de 2016 la tierra tembló y levantó a los malagueños de la cama. El fuerte terremoto, de 6,3 grados de intensidad en la escala Richter, se registró a las 5.22 horas en el mar de Alborán. Un terremoto que se sumaba al registrado tres días antes de 4,3 grados de intensidad, lo que vacunó a parte de la población.

Ese lunes la tierra tembló no sólo en Málaga, sino en toda la costa granadina, gaditana y almeriense, e incluso en zonas del interior, como en la provincia de Sevilla o Jaén. Más de 280 llamadas al servicio de Emergencias 112 en la provincia de Málaga atestiguaron el grado de alarma provocado por el terremoto entre la población. Por suerte, no hubo que lamentar daños personales, aunque sí materiales. Como en Vélez Málaga, en la que un vecio de la calle Adeodato Altamirano de Torre del Mar relataba cómo vio caer la fachada de mármol de una tienda de decoración de su calle.

Melilla se llevó la peor parte de este terremoto. El seísmo provocó despendimientos de cornisas y cascotes de las fachadas, causando la muerte a un pequeño y dejando casi una terintena de heridos.

Antecedentes

La memoria, con los seísmos, es corta y, además, tiende al escándalo. Frontera entre continentes, encrucijada de dos caminos geomórficos, Málaga se asienta en una zona turbulenta. Su actividad sísmica, si bien más baja que en las áreas consideradas peligrosas, está a la cabeza de España. Los datos son explícitos al respecto: de los veinticinco terremotos más fuertes computados en el país en los últimos años, hasta un total de veinte tuvieron lugar en el triángulo que forman Alicante, la provincia y el mar de Alborán.

A lo largo de su historia, la provincia de Málaga ha sufrido pocos terremotos con verdadera capacidad destructiva. Uno de los más sonados fue el de 1680, cuando una vibración procedente de Álora y Carratraca causó numerosos daños. El seísmo -9 de 10 en intensidad- dañó todos los edificios de la capital, a excepción de la Catedral. Además, devastó las construcciones de Benalmádena, donde ni siquiera se quedó en pie la iglesia.

En 1884, la provincia también se resintió de un terremoto de más de 6 grados de intensidad, el producido en Arenas del Rey, Granada, que afectó a más de cien localidades de ambas provincias y movilizó, en su reparación, al rey Alfonso XII. En el municipio granadino de Albuñuelas del Valle se contabilizaron más de cien fallecidos.