Los familiares de las víctimas de la represión franquista y de la Carretera de la Muerte, agrupados en torno a la asociación memorialista de Málaga, han planteado al Ayuntamiento la instalación de un monumento permanente en conmemoración de La Desbandá junto al Peñón del Cuervo, uno de los lugares desde donde partió la marcha y que aparece consignado como lugar de culto y especial protección por parte de la Junta de Andalucía.

Según explicaron ayer José Sánchez Gallardo y Rafael Molina, ambos del colectivo, la propuesta es que el espacio cuente lo antes posible con una obra de arte alusiva a todos los que perdieron la vida en la terrorífica salida a pie hacia Almería. La organización maneja de momento dos grandes alternativas, una intervención en el túnel, a cargo de Antonio Zamorano, y una escultura alegórica de Andrés Montesanto diseñada para elevarse sobre la roca, en un punto más que visible desde la playa.

El prototipo de esta última opción, a cuya imagen tuvo acceso este periódico, se basa en la silueta de las fotografías tomadas por Hassen Size, el documentalista que acompañó a Norman Bethune en su famosa campaña de socorro y al que se deben las primeras imágenes difundidas sobre el éxodo. La escultura admite dos variantes; una con el contorno de los refugiados cincelado y otra en la que cuerpo permanece abierto, permitiendo que a través del hueco de las formas humanas se pueda contemplar el mar y el resto del paisaje.

Aunque no existen todavía fecha ni plazos de ejecución, la asociación que dirige José Sánchez aspira a que el proyecto prospere en los próximos meses. Y más aún tratándose de un año especialmente sensible por la sonoridad de la fecha, el ochenta aniversario de una catástrofe sepultada durante décadas por el oficialismo del régimen y que ahora emerge con toda la crudeza que permiten los testimonios. Algunos de ellos escalofriantes por lo que cuentan e, incluso, por lo que omiten como el documento reseñado por Sánchez en el que un piloto de la aviación fascista manifiesta una y otra vez su perplejidad por la orden cursada por sus superiores: disparar sin discriminación a la población que intentaba avanzar hacia Almería. Un convoy de miles de personas indefensas; muchas, niños y mujeres.

El monumento del Peñón del Cuervo no es, en cualquier caso, el único recordatorio que la asociación ambiciona construir a corto plazo. Sánchez y el resto de familiares cuentan igualmente con un plan para embellecer el entorno del antiguo cementerio de San Rafael, donde fueron recuperados los restos de 2.840 fusilados. La idea con la que trabaja el colectivo, que también será formulada al Consistorio, es la de convocar un concurso anual de escultura e instalar en el camposanto las obras ganadoras. El proyecto entronca con la mejora del interior del recinto que demandan los familiares para dar curso a la última fase de la intervención en el cementerio: la habilitación del llamado Parque de la Memoria. Un lugar de respeto y de contacto con la historia previsto para que acompañe, junto al también solicitado centro de interpretación, al actual monumento funerario, inaugurado en 2014 para albergar los cuerpos de los asesinados.

La Carretera de Almería está considerado como uno de los episodios más luctuosos y demenciales de la historia reciente de Málaga, con miles de víctimas y familias desaparecidas. Según la investigación de Andrés Fernández y Maribel Brenes, fueron alrededor de 300.000 las personas que escaparon de la ciudad durante las primeras horas del 7 de febrero de 1937. Calcular el número exacto de fallecidos sigue siendo un misterio pendiente para los estudiosos, que hablan, eso sí, de una tragedia sin precedentes, insólita hasta ese momento y en conexión directa con masacres posteriores como la de Hitler y su holocausto.